El programa que viene funcionando desde el mes octubre pasado integra a cinco personas con discapacidad intelectual de edades comprendidas entre los 45 y 55 años que interaccionan con doce personas de la Residencia del ERA ubicada en la calle de Jovellanos. El proyecto se basa en una sencilla dinámica que consiste en trabajar de forma conjunta dos días cada semana, con una duración no superior a una hora y cuarto, dos monitoras de Rey Pelayo que organizan actividades conjuntas para los residentes y las personas con discapacidad.
Alejandro Alonso, gerente de la Asociación Rey Pelayo, comenta que el envejecimiento de la población también se da en las personas con discapacidad intelectual. "La única diferencia es que las personas con discapacidad envejecen antes y a los 40 años ya presentan rasgos evidentes de envejecimiento" .
Personas dependientes que sobreviven a sus cuidadores o que deben ingresar en residencias para mayores, donde llegan a coincidir con sus padres. Estos nuevos fenómenos provocan situaciones difíciles e inéditas en este colectivo y que en futuro no lejano tendrán gran incidencia
En el proyecto la edad no es ningún problema, los talleres se desarrollan de forma conjunta, sin grandes problemas y la experiencia no afecta a la integración entre colectivos: comparten ejercicios, dificultades "para los cinco participantes, el mero hecho de venir ya supone una ayuda pues les cambia la rutina", aseguran las monitoras.
El trabajo entre residentes y las personas con discapacidad demuestra que la convivencia y la solidaridad es posible. "En el futuro, muchos de ellos deberán venir a residencias para mayores. Pasar de un centro ocupacional a una residencia de mayores puede resultar un proceso muy duro y tratamos de facilitar esa cambio", añade Alejandro Alonso. En el proyecto también se trabaja con las personas con discapacidad, explicándoles qué cambios van a sufrir con el envejecimiento y todo lo que supone hacerse mayor.