Como bien saben los profesionales que trabajan en el cuidado de persoanas mayores en centros de día y residencias para la tercera edad, la calidad de vida de los enfermos de párkinson y alzhéimer, muchos de ellos alzhéimer, como en otras enfermedades, depende en gran parte de la detección temprana, antes incluso de presentar síntomas o llegar a una edad avanzada.
En el laboratorio de Computación y Ciencia Artificial del MIT (Massachusetts Institute of Technology) llevan ya mucho tiempo trabajando en este campo y analizaron cómo se ha venido detectando estas enfermedades tan devastadoras. Hasta ahora se utiliza el llamado «test del reloj» y la Evaluación Cognitiva Montreal, que recogen cambios cognitivos en la persona que pueden ser ocasionados por motivos variados que van desde una contusión a una enfermedad degenerativa.
En el MIT señalan que las alteraciones cerebrales pueden iniciarse diez años o antes todavía de que empiecen a ser sintomáticas. Para detectarlas han diseñado una pizarra digital a la que han llamado «Anoto Live Pen» con cámara que registra y analiza los movimientos de la persona mientras dibujan un reloj con una hora señalada y que luego copien un modelo.
Toda herramienta que permita una detección precoz y ayude a las personas que pudieran estar afectadas y a sus médicos, es una buena noticia para la salud presente y futura de todos.
También es interesante, pues ayuda en la prevención los estudios de prevalencia del alzhéimer, que señalan que las mujeres son un 6 % más proclives a padecerlo. No se trata, solo, de la mayor esperanza de vida de las mujeres, algo que queda muy claro no sólo si se miran las estadísticas sino también si se visita cualquier residencia de ancianos, especialmente las unidades de demencia. La Asociación contra el Alzhéimer de Estados Unidos ha publicado un estudio que revela que en ellas la memoria y las funciones cognitivas disminuyen el doble de rápido que en los hombres, con cambio que son visibles en el cerebro a través de pruebas.
El dato es muy importante, pues si hay diferencia de género en cuanto afectación, se pueden implementar las medidas preventivas teniéndola en cuenta.
Los investigadores creen que una causa de esta prevalencia puede ser que el cerebro de la mujer tiende a acumular una proteína llamada beta amiloide, principal componente de las llamadas placas seniles, propias de pacientes con alzhéimer o demencia senil. Es posible que el doble cromosoma XX de las mujeres tenga algo que ver en estas acumulaciones de proteína.
La detección precoz y el avance en las investigaciones son la base de la lucha contra estas enfermedades que llevan a las personas mayores a grados muy altos de dependencia. A residencias geriátricas se llega a menudo cuando el deterioro es muy grande, sin embargo, con los medios y profesionales, se consiguen frenar o ralentizar algunos procesos. La ciencia avanza más lenta que nuestros deseos, pero avanza, y eso nos llena de esperanza en el futuro.
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