En estos momentos, el Gobierno central como los Gobiernos autonómicos están negociando todas las medidas y estrategias sociales. Entre ellas, existe una preocupación incipiente sobre la jubilación y las pensiones de la generación del baby boom: todas aquellas personas que nacieron en España ente 1955 hasta 1977. Tras las dos guerras mundiales, la guerra civil española y la dictadura vinieron años de paz, concordia y prosperidad y, por ello, se produjo una explosión de natalidad; de ahí el nombre a esta generación.
Debido a la superpoblación de esta generación y la incipiente preocupación, se ha propuesto que, en la Estrategia Sociosanitaria de apoyo a las familias cuidadoras 2021-2030, el Gobierno ayude a las familias en el cuidado de las personas dependientes y apueste por las residencias de mayores. Actualmente, se destina 1000 millones de euros al sistema de servicios sociales en los que un 30 % está destinado a las residencias de mayores. En los últimos 7 años, el presupuesto se ha incrementado un 21 %, pero como indicó López-Arostegui, asesor de políticas sociales en el Departamento de Empleo y Políticas Sociales del Gobierno Vasco, en una entrevista a Radio Euskadi «entre los años 2030-2040 hay que hacer un esfuerzo mayor».
Por otro lado, López-Arostegui considera que el modelo de cuidado tiene que cambiar calificando la situación de «quiebra del modelo tradicional» en el que las residencias suelen ser privadas. Propone un aumento de ayudas económicas, conciliación, detección de situaciones de sobrecarga y atención más personalidad en esta nueva estrategia social. Además, ha recalcado la importancia de equilibrar la balanza de género, ya que cuando hablamos de cuidado familiar siempre se relaciona con el cuidado femenino. Defiende la neutralización de las tareas y que las mujeres no tengan que sacrificar sus vidas al cuidado; con ello, su objetivo es que «el cuidado sea una opción y no una obligación, que cuente con apoyo institucional».
Este llamamiento a la neutralización del cuidado de las personas mayores lucha para romper la brecha de género en el tercer sector y, en concreto, en los cuidados, del que destaca un mayor porcentaje de mujeres. Como indica el considerado conocedor del sector vasco «los hombres se tienen que implicar en el cuidado de los mayores y hay que reforzar el cuidado institucional.