En la tercera edad, caminar despacio, según las conclusiones del citado
estudio, podría ser un signo de alerta
de la enfermedad de Alzheimer,
con independencia de que el afectado presente o no síntomas de la enfermedad.
La investigación ha sido dirigida por la doctora Natalia del Campo, y en ella los investigadores analizaron el número de placas de beta-amiloide presentes en el cerebro de 128 personas que, con una media de edad de 76 años y sin demencia, pero que presentaban problemas de memoria que las llevaban a ser consideradas de alto riesgo para desarrollar la enfermedad de Alzheimer.
Por otra parte, se cuantificó la velocidad de marcha en un recorrido de 4 kilómetros en los que se pidió a los participantes que anduvieran a su ritmo habitual. La media fue de algo más de 1 m/s.
En Inforesidencias.com nos gusta ofrecer estos estudios que muestran la inquietud de los investigadores por esta enfermedad tan devastadora. Cuando, como en este caso, pueden ayudar a dar pistas que colaboren con la detección del problema nos resulta particularmente interesantes, sobre todo para las personas cuidadoras de estos pacientes o para quienes trabajan con personas de la tercera edad que no presentan síntomas, ya sea en centros de día o en residencias geriátricas.