Mientras que para muchas personas mayores la tercera edad es una época estupenda para hacer planes y mantenerse en activo, para otras es la excusa perfecta para quedarse en casa. Aunque no sea una norma general, con el paso del tiempo y con los años, las personas tendemos a acomodarnos en un espacio y nos volvemos más perezosos. En las personas mayores, los estímulos que se practicaban en la juventud no son compatibles con los que se necesitan con cierta edad. El organismo necesita otros estímulos y otro tipo de ejercicio.
Por excelencia, se ha demostrado que con actividad física y vivir en sociedad ayuda a envejecer mejor y a prevenir riegos de enfermedades. Ejemplo de ello son los problemas de depresión y ansiedad que suelen aparecer al permanecer en casa durante largas temporadas. El sedentarismo, a su vez, puede provocar diabetes, enfermedades cardiovasculares, obesidad, tensión arterial, osteoporosis, artritis, artrosis, etc.
Y llegados a este punto, ¿cómo evitamos el sedentarismo?
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre actividad física para la salud, las personas mayores de 65 años deberían realizar actividades físicas variadas tres o más días a la semana. En estos casos, el ejercicio intenso que de media está en los 75 minutos semanales para considerarse que se lleva una «vida activa», se puede sustituir por 150 minutos de actividad moderada. Dentro de las capacidades y limitaciones de cada persona, lo ideal es que nunca falten estas tres actividades:
El sedentarismo es un enemigo silencioso al que no se le suele prestar atención, pero, en ocasiones, es más peligroso de lo que se cree. Por ello, es importante seguir un estilo de vida saludable y practicar mucho ejercicio físico.