Las personas con alzhéimer o
con otro tipo de enfermedades degenerativas de la mente pueden presentar
conductas agresivas en alguna etapa de la enfermedad. Saber que es una
posibilidad y que se puede establecer estrategias puede ayudar a las personas
cuidadoras o de apoyo a llevar mejor los momentos más difíciles.
Aunque sean personas vulnerables
y dependientes, entre el 5 % y el 10 % de personas con alzhéimer presentan
comportamientos violentos. Cuando se producen las agresiones o conductas
violentas hacia el entorno, no necesariamente personas, quienes están al lado
de la persona afectada sienten desconcierto por no poder identificar la causa y
por que la adrenalina puede llevar a desarrollar en la persona afectada una
fuerza inusitada.
A continuación ofrecemos 5
consejos que pueden ayudar cuando nos enfrentamos a situaciones como las descritas.
- Si la persona se
altera al intentar convencerlo para que se lave, se vista, etc. es mejor en
ocasiones dar un paso atrás e intentarlo más tarde. Los pacientes con alzhéimer
tienden a perder la capacidad de pensar con claridad, por lo que cuando se
vuelven irrazonables, es mejor dar marcha atrás a obligarlos a tales
actividades.
- Si la persona
está molesta o agitada, una estrategia es disculparse ante ella, aunque no se
tenga la culpa de nada. Argumentar con ella puede empeorar la situación y no
tiene sentido enmendar a alguien que no tiene capacidad de razonar. No hay que
tomarse las agresiones físicas o verbales de forma personal, es la enfermedad
quien actúa, no la persona.
- Cuando la
persona está tranquila, procurar distraerla, hablar con ella de cosas que le
gustan. Una voz calmada y afectuosa apoyada por una actitud serena puede
influir más en la mente de la persona que el contenido de la conversación.
- La caída de la
tarde puede producir agitación y agresividad,
es el llamado «síndrome de la puesta del sol». Puede ser conveniente que
las personas con demencia o alzhéimer duerman la siesta, el descanso ayuda a la
relajación.
- Si la persona o
el cuidador están en riego de producirse daños, hay que pedir ayuda. Hay veces
que no se puede solo con la situación, no hay que angustiarse por ello, sino
tener siempre un teléfono de ayuda a mano y utilizarlo cuando se precise.
En las residencias
geriátricas y en los centros de día para personas mayores se enfrentan con
situaciones como las descritas de manera habitual. Ciertamente, disponen de más
medios que en los domicilios particulares: salas amplias, mobiliario adaptado,
personal especializado…, pero en esencia, las técnicas descritas sirven en
cualquier entorno donde resida la persona afectada y puede ayudar a quienes se
acercan a ella, facilitando de esta manera la calidad de vida de todos.
En ocasiones tareas
cotidianas y necesarias como lavarse los dientes o vestirse pueden convertirse
en una auténtica batalla, otras veces, la persona con alzhéimer o demencia reacciona
mal ante una observación, otras hay un patrón que hace que, por ejemplo, al
caer la tarde, se agudiza la agresividad… Lo que mayor inquietud causa siempre
en las personas que en ese momento acompañan es el riego de que tanto ellas
como aquella a quien tratan de ayudar resulten lesionadas.