Al problema que supone el pago de las pensiones se une la posibilidad de estancamiento de la economía, por lo que la Sociedad Gerontológica Japonesa (SGJ) ha propuesto aumentar la edad de jubilación de los 65 a los 75 años.
Distingue en «tres categorías» de personas mayores: los preancianos, de entre 65 y 75 años; los ancianos, mayores de 75; y los superancianos, que sería aquellos que superan los 90. De esta manera, con este cambio de denominación, los mayores de 65 no serían estrictamente «ancianos» sino «preancianos" y podrían trabajar hasta los 75, «si la salud se lo permite», matizan.
En Japón, por cada pensionista hay 2,3% trabajadores. Se calcula que en 2065, cuando los ancianos sean el 38 % de la población, será el 1,3 trabajadores.
La mayoría de las sociedades occidentales sufren en mayor o menor medida el mismo problema que Japón. En algunas, como en España, la inmigración palía el problema en parte, pero no es la solución definitiva, pues los sueldos bajos y las contrataciones temporales reducen sus aportaciones alos sistemas de seguridad social, por lo tanto se generan menos recursos para pensiones, sanidad, educación y dependencia, de manera que se plantan soluciones drásticas como retrasar la edad de jubilación o reducir cuantía de las pensiones.
En España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), más de 8,6 millones de personas tienen más de 65 años, eso supone el 18.4 % de la población, a lo que se une que es uno de los países con mayor esperanza de vida del mundo con 80,1 años los hombres y 85,5 las mujeres, según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud y una tasa de natalidad baja con 1,33 hijos por mujer. Para agravar el problema, los españoles se jubilan pronto, muchos antes de la edad fijada que se puso en 67.
Algunas de las soluciones que se barajan es flexibilizar la jubilación, de manera que quien pueda y quiera siga trabajando. Seguramente no se trate de una sola solución, sino de varias, pues es un tema complejo. Mientras, es importante planificar en los futuros ingresos y servicios sociales y asistenciales, residencias geriátricas, rehabilitación, atención especializada… que requerirá la sociedad española de un futuro muy cercano.