Recientemente nos ha llamado la atención un estudio publicado en varios
medios que señala de manera científica una serie de datos que la observación y
la propia experiencia vital apuntaba, que los años que viven los padres y las
enfermedades hereditarias están relacionadas directamente con los años que
viven los hijos.
El estudio ha sido realizado por la Universidad de Exeter (Reino Unido), se
publicó en el Journal of the American
College o Cardiology y se puede
consultar en el siguiente enlace: http://linkinghub.elsevier.com/retrieve/pii/S0735109716335446.
Los investigadores señalan, tras utilizar investigar variables y
mediciones, que no solo se puede determinar la longevidad, sino también lacalidad de vida que se puede tener al llegar a la vejez relacionando cómo ha
sido la de los padres.
Así, unos padres longevos incrementan la posibilidad de que sus hijos
también lo sean. Pero no solo eso, según la doctora Janice Atkins, responsable
de la investigación, los estudios señalan que por cada año adicional la tasa de
algunas enfermedades disminuye en la siguiente generación.
Para realizar el estudio se seleccionó a 181 151 británicos de entre
55 y 73 años, se les preguntó a que edad habían fallecido sus padres y durante
ocho años se controló de manera exhaustiva su estado de salud.
Tras la recogida de datos y su análisis, extrapolados factores como
tabaquismo, alcoholismo, obesidad y sedentarismo que inciden de manera directa,
la relación entre longevidad de padres e hijos era una constante si se siguen
hábitos de vida saludables, siendo la mortalidad de entre aquellos cuyos padres
vivieron más allá de los 69 años un 16,5 % menor por cada década extra de
vida de alguno de los padres y manteniéndose siempre la relación de a padres
longevos, hijos longevos.
Las enfermedades relacionadas con la longevidad presentan datos curiosos.
Así, las afecciones cardiacas pueden reducirse hasta un 20 % si alguno de
los padres ha alcanzado los 80 años.
Lo que es fundamental es que los buenos hábitos de nuestros padres influyen
en nuestra expectativa de vida, por lo que una buena dieta, actividad física y
un entorno saludable nos ayudarán a transmitir a nuestros hijos una mayor
esperanza de vida, y que esta sea en buenas condiciones.
Lo que los estudios on determinan es si existe una tendencia hereditaria a ingresar en una residencia de tercera edad en las fases avanzadas de la vida.