Hay que tener en cuenta que en su inmensa mayoría son personas con más de 70 años, por lo que son especialmente vulnerables al contagio pues suelen tener, además de alzhéimer, enfermedades crónicas asociadas.
Un gran problema son los trastornos de memoria y comprensión. No pueden retener la necesidad de permanecer en casa o en las residencias, los cambios de rutina, no acudir al centro de día o no recibir visitas de familiares. Tampoco, en sus estados avanzados, son capaces de comprender, aprender y retener conceptos como que hay que permanecer en casa para no contagiarse y, en estados iniciales, pueden tener problemas para entender y acordarse también, por lo que habrá que repetirlo con frecuencia.
Las nuevas rutinas deben incluir tanto actividades cognitivas: regar plantas, compartir juegos de mesa, escuchar música, observar por la ventana y, en el plano físico: hacer estiramientos, caminar por el pasillo o usar las bicicletas estáticas.
Se recomienda explicar la situación las veces que haga falta pero sin alarmismos, para no transmitir la preocupación o angustia de los cuidadores.
Es fundamental que las personas con alzhéimer que viven en sus casas cumplan a rajatabla el confinamiento. No solo son mayores y con enfermedades añadidas, sino que además, aunque no las tuvieran, para todos la fiebre o una situación de oxigenación artificial pueden desestabilizarlos y crear graves cuadros de confusión.
Valga la redundancia, los cuidadores deben cuidar de los enfermos pero también a ellos mismos, ya que, según la experta, pueden estar sometidos a una presión superior a la habitual.
Por su parte, los cuidadores deberán buscar ratos de tranquilidad y para ellos para poder descansar y cuidarse a su vez.
Además de en la Fundación Pasqual Maragall se puede encontrar más información sobre el cuidado de las personas con alzhéimer durante esta pandemia en la Confederación Española de Alzheimer (Ceafa) y en la web del Imserso.