El geriatra es la figura clave para enfrentarse al alzhéimer

05/10/2017

El pasado día 21 de septiembre la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) se unió a la , la campaña de la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa) «Siguen siendo ellos», a la vez que reivindicó la figura del geriatra en el tratamiento de esta patología.

En España, se calcula que 900 000 personas padecen la enfermedad de Alzheimer, un proceso neurológico caracterizado por un deterioro cerebral progresivo y crónico, con afectación de las funciones cognitivas, altamente invalidante, de las cuales la mayoría tienen edades comprendidas entre los 80 y 86 años. Este número de afectados ascendería a más de 3,6 millones de afectados si tenemos en cuenta a los cuidadores familiares, según datos ofrecidos por la Confederación Española de Asociaciones de Familiares de Personas con Alzheimer y otras Demencias (Ceafa).

Para el doctor José Antonio López Trigo, geriatra y presidente de la SEGG, «estamos ante una enfermedad fundamentalmente relacionada con el envejecimiento, razón por la cual su abordaje debe ir estrechamente relacionado con la figura del geriatra, que desarrollará un papel protagonista en el tratamiento de esta enfermedad».

López Trigo recuerda que el tratamiento del alzhéimer debe ser multidisciplinar, y que el geriatra tendrá una labor importante: «Debe ser la persona encargada de derivar a los pacientes a los profesionales que considere oportunos, con el fin de mejorar la calidad de vida de pacientes». En la misma línea, considera que «la atención a los pacientes con demencia y sus cuidadores requiere de un abordaje integral (físico, psicológico, funcional, social), centrado en la persona y sus necesidades cambiantes, integrado en los recursos sanitarios y sociales de su entorno, progresivo y continuado, llevado a cabo por equipos multidisciplinares. Los sistemas públicos de atención han de adaptarse a las necesidades del paciente con demencia, y no al contrario».

La edad adulta y el envejecimiento cerebral se caracterizan por cierto grado de declive natural relacionados con funciones cognitivas como la memoria, las habilidades de orientación espacial y la velocidad de procesamiento de la información. No obstante, ciertos despistes como no recordar nombres de personas conocidas, lo que iban a comprar o qué iban a hacer no significa que estén empezando a desarrollar alzhéimer, puesto que las personas que padecen esta enfermedad no solo olvidan detalles, sino el contexto completo. Por tanto, sólo será motivo de preocupación cuando: los olvidos se acentúen en el tiempo, las personas no tengan registros de esos olvidos, los olvidos se vinculen a eventos completos y no detalles y afecten a las actividades de la vida diaria.

Los cambios en el comportamiento, como la pérdida de interés en sus aficiones, pérdida de concentración, incapacidad para tomar decisiones y evitar cualquier tipo de responsabilidad, cambios de humor e irritabilidad.

Los pacientes con alzhéimer son el prototipo de pacientes vulnerables, tanto desde el punto de vista médico, como personal, familiar y social. Garantizar a ellos y a sus familias una atención sanitaria y social en cantidad y calidad suficientes, en función de sus necesidades cambiantes, es un reto profesional y ético que nos atañe a todos.

Esta información procede dewww.balancedeladependencia.com.

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