El miércoles 20 de enero el Instituto Nacional de Estadística presentó los datos del padrón de 2015. Según sus datos, en España somos 46,6 millones de habitantes, con una clara tendencia a ir a menos, pues en cuatro años la población ha descendido en 640 mil habitantes.
La caída no se debe a un aumento de la mortalidad,
sino a las consecuencias de la crisis
económica que han hecho que muchos jóvenes extranjeros o con doble nacionalidad
decidieran regresar a su país de origen, elevando la media de edad de todo el
país ante la pérdida de habitantes entre 30 y 39 años y bajando la población
activa (entre 18 y 64 años) en más de un millón de personas.
Tampoco hay que desdeñar la pérdida de población joven que supone la emigración de origen español.
El problema no es exclusivamente nacional. Europa es un continente envejecido donde tenemos una media de un 18,3 % de población mayor de 65 años y en poco tiempo la generación baby-boom empezará a jubilarse, por lo el porcentaje aumentará al 30-35 %.
Ahora consideramos, más o menos, que una persona es mayor cuando se jubila, en la actualidad a los 65 años y progresivamente a los 67, pero como acabamos de decir, la esperanza de vida y el envejecimiento activo hacen cambiar esta perspectiva.
Hay que señalar que este método sirve para países desarrollados donde esperanza de vida supera en muchos años a la edad de jubilación y que servirá para los cálculos de la prestación por jubilación, los servicios sociales que se precisarán como residencias para mayores o atención sanitaria, las políticas de envejecimiento activo, etc.