El miedo a envejecer uno mismo puede llevar al rechazo de los que ya son viejos. La gerontofobia es una reacción irracional que puede llevar a actitudes poco éticas con laspersonas mayores, al desprecio e incluso al maltrato o agresión.
Lo cierto es que, si no ocurre una desgracia que nos lo impida, todos llegaremos a viejos, que es lo deseable,
entonces si es una ley que a todos llega, a qué se debe esta actitud.
Existe una obsesión patológica con la juventud, con mantener a toda costa un aspecto y actitud que se asocia con la belleza y el éxito. Por otra parte, se desprecia a quienes no se consideran productivos y se observa que para muchos trabajos, si tienes más de cincuenta años, «no vales», sin valorar la experiencia u otras cualidades que se adquieren con la edad.
Vivimos, además, en una sociedad donde priman las personas que más consumen, y las personas de la tercera edad no suelen ser muy consumidoras, al contrario, se suelen ver como una carga económica para las familias y el estado
Otro aspecto no menos importante es el de la muerte,
inevitablemente unido a la vejez.
En tiempos no muy lejanos las muerte estaba presente en la vida de forma más
cotidiana y natural, formaba parte de los ritos y aprendizajes, pues las
personas mayores morían en sus casas y los velatorios eran un acontecimiento
que se organizaba en el salón.
Necesitamos una reflexión en este tema, hacer pedagogía y tratar de quitar el peso excesivo que tienen tanto la juventud como la vejez, la primera sobrevalorada en muchos aspectos y la segunda infravalorada en otros.
Por ejemplo, solemos ver las residencias de tercera edad como sitios donde se va cuando no queda más remedio y donde ya solo hay que esperar hasta el último día, sin embargo, lasresidencias geriátricas son lugares llenos de personas con larga experiencia de vida que, algunas con dificultades y enfermedades otras sin ellas, tienen mucho que aportar y enseñar a las generaciones nuevas. Por eso nos sorprendemos cuando vemos como noticia que unos niños se lo pasan bien compartiendo su tiempo con los abuelos de la residencia, como si no fuera lo más natural del mundo que las generaciones compartan experiencias. Hay que desdramatizar lo que es, por naturaleza, normal y ayudar a que la gente viva como un proceso no traumático el hecho de tener que encontrar una residencia de mayores adecuada.