La operación Estampita 2.0 de la Guardia Civil del Área de Investigación
del Puesto Principal de Colmenar Viejo ha propiciado la detención de tres
hombres y dos mujeres, españoles y vecinos de Casarrubios del Monte, Toledo,
por estafas de la estampita y el tocomocho a personas mayores. Los cinco son
familiares y tienen entre 23 y 47 años. El grupo lo conformaban seis personas,
por lo que una está en búsqueda. Su método era tan sofisticado, que incluso
colocaban balizas de seguimiento camufladas en bolsos y colgantes para asegurar
su huida. A los detenidos se les imputan delitos de pertenencia a organización
criminal y de estafa.
La investigación comenzó en el mes de septiembre de 2017 cuando los estafadores trataron de engañar a una persona anciana para que retirara de sus cuentas bancarias en Guadalix de la Sierra y Colmenar Viejo una suma importante de dinero. Al percatarse la entidad bancaria de lo que estaba pasando, alertó a familiares de la personas objeto de la estafa y esta se frustró. Tras este hecho, se inició la Operación Estampita 2.0, tras comprobarse que existían denuncias por hechos similares en las localidades de Villa del Prado y Torrico.
Los estafadores iban en grupos de tres, se situaban en las inmediaciones aresidencias de la tercera edad y sus víctimas eras siempre personas de edad avanzada. La estafa era la conocida como tocomocho, es decir, uno de ellos a la víctima un billete de lotería supuestamente premiado con 30 000 euros para que lo comprara; un segundo estafador hacía de gancho y fingía estar interesado en comprar el billete. Tras llegar a un acuerdo de comprarlo a medias, acompañaban a la víctima hasta un cajero o sucursal bancaria. Una vez conseguido el dinero, se deshacían de la víctima al pedirle que hiciera por ellos una compra, cuando esta bajaba del coche, huían.
Otro timo era el de la estampita. Para este elegían personas mayores que estuvieran solas en lugares poco transitados. Un estafador se hacía pasar por discapacitado intelectual y le enseñaba a la víctima una mochila llena de billetes. Un cómplice llegaba entonces para hacer de gancho y se ofrecía para quedarse a medias con la mochila. Se ausentaba, y en unos minutos regresaba con un sobre en el que se suponía que estaba su parte del trato. A la víctima se la conminaba a cumplir con su parte y se la acompañaba al banco o a su vivienda a por el dinero. Para deshacerse de la víctima, el procedimiento era similar al del tocomocho, la persona que se hacía pasar por discapacitado pedía chocolate y el anciano bajaba del coche a cómpralo, momento que aprovechaban los timadores para huir. Para controlar a la víctima cuando entraba en el banco o en su casa, escondían balizas de seguimiento en bolsos y «colgantes de la suerte» que colocaban a sus víctimas.