El Consejo de Ministros aprobó para el 2018 una subida de 0,25 %, el
mínimo legal previsto.
Es el quinto año consecutivo en el que las pensiones suben solo 0,25 %,
desde que se desligó en el incremento a la subida del IPC en la última reforma
del sistema de pensiones de 2013, por lo que estas han perdido desde entonces
de manera notable poder adquisitivo a cambio de intentar mantener la viabilidad del sistema.
De esta manera, a partir de enero, la pensión mínima de jubilación de una
persona con 65 o más años y cónyuge a cargo será de 788,9 euros mensuales por
catorce pagas; los que no tengan cónyuge cobrarán un mínimo de 639,3 euros, y quienes
tienen cónyuge, pero no a cargo percibirán 606,7 euros mensuales.
La pensión mínima de viudedad con cargas familiares será de 739,5 euros
mensuales por catorce pagas; la mínima de viudedad para titulares con 65 años o
con una discapacidad en grado igual o superior al 65 % será de 639,3 euros al
mes, y las pensiones mínimas de viudedad para personas con entre 60 y 64 años será
de 598 euros al mes. Los titulares de pensiones de viudedad con menos de 60
años recibirán un mínimo de 484,2 euros al mes.
Es decir, las pensiones mínimas aumentarán entre 1 y 2,7 euros, cuantía
ciertamente escasa y que no va a solucionar ningún caso de precariedad
económica, pues a la pérdida de poder adquisitivo de años anteriores se suma la
previsión de un aumento del IPC del 1,2 %. Es fácil deducir que nuestros
jubilados son cada vez más pobres. El único motivo que puede justificar la medida es el intento de garantizar a medio y largo plazo la viabilidad económica del sistema de pensiones.
Si se añade que los servicios y prestaciones que prevé la ley de
dependencia como ayuda domiciliaria, plazas en residencias geriátricas o prestación económica
sustitutoria, por ejemplo, no llegan a todos ni en con la celeridad necesaria,
la situación de algunas personas mayores tiende a la precarización. Por suerte, algunos factores como la alta tasa de propiedad de inmuebles sin cargas por parte de personas de más de 65 años puede convertirse en una válvula de escape. Ya veremos