Sin embargo, las personas mayores que practican sexo no deben bajar la guardia en cuestión de protección, pues si en las mujeres no hay riesgo de embarazo, tanto en ellas como en los hombres no desaparece el de contraer una enfermedad venérea. De hecho, las enfermedades de transmisión sexual (ETS), en ciertos colectivos y países están aumentando entre la tercera edad, incluido el VIH.
Vivir más y con mayor calidad y el apoyo de fármacos para la disfunción eréctil o trastornos de lubricación, redundan en la oportunidad de una vida sexual más activa en la tercera edad. Las oportunidades de ocio y tiempo libre se multiplican y los viajes o la convivencia en las residencias para mayorespropician encuentros y eso puede llevar a practicar relaciones de riesgo que es muy sencillo evitar si se toman las precauciones adecuadas.
Para que el sexo forme parte de un envejecimiento activo y saludable, hay que tener en cuenta varios factores, en primer lugar, las mujeres son más vulnerables a las ETS a partir de la menopausia, a causa de los cambios físicos y hormonales que esta provoca, por otra parte, ser viejo no inmuniza contra ninguna enfermedad venérea, que además, puede ser de difícil curación en edades avanzadas o tener consecuencias mayores que cuando se es joven.