La Casa
Xochiquetzal, llamada así en honor de la diosa azteca de la belleza,
el amor y el placer carnal, es una residencia para mujeres de la tercera edad
que han dedicado su vida a la prostitución y que llegada la vejez se ven en
situación de desamparo. Está en el barrio de Tempito, en ciudad de México y
está gestionada por una organización civil con el apoyo del gobierno de la
capital mexicana. Se inauguró en el año 2006.
Las enfermedades propias de la edad
y otras derivadas del ejercicio de la prostitución, venéreas,
alcoholismo… y las secuelas psíquicas
derivadas de situaciones de explotación y malos tratos hacen que muchas mujeres,
cuando su cuerpo ya no resulta atractivo su edad hace que no capten clientes,se vean en la calle y sin posibilidad de ingresos de ningún tipo que les
permitan una vejez digna.
Este centro de atención a adultos mayores acoge a estas
mujeres rechazadas por sus familias y por la sociedad en general. Es una antigua casona colonial de dos plantas,
situada en uno de los barrios más peligrosos de la ciudad, prácticamente oculta
durante el día por un bosque de lonas de plástico que usan los vendedores ambulantes
para cubrir sus puestos y está cedida por el ayuntamiento del Distrito Federal,
después de estar años abandonada tras ser sede del Museo de la Fama y el Deporte.
Muchas de las tareas de la residencia geriátrica se
realizan por las propias residentes, así, los sábados y domingos son ellas
quienes cocinan, el resto de la semana es un equipo de cocineros, y se reparten
tareas como limpieza de baños, del patio, lavandería…
Las habitaciones del geriátrico están en su mayoría
en la segunda planta y se distribuyen en grupos de tres, de forma que para
entrar a las del fondo hay que pasar antes por otras dos. Hay también un salón
para actividades.
En la planta baja de la residencia de tercera edad hay algunas
habitaciones, un patio, administración, cocina, lavaderos, el comedor y un
espacio para un taller de manualidades donde se organizan cursos y las
residentes pueden realizar trabajos para vender y con el dinero que saquen,
puedan cubrir sus necesidades básicas.
La casa organiza varias veces por semana talleres y
actividades, que van desde charlas sobre
derechos humanos y autoestima hasta cineclub, pasando por lectura, danzaterapia,
yoga o visitas a museos.
Muchas mujeres llegan en condiciones
de desamparo absoluto, algunas no disponen ni de partida de nacimiento o de
documento de identidad. En la casa se les ofrecen tres comidas diarias techo,
vestido, atención médica, atención psicológica y atención jurídica.
En muchos casos, la primera
asistencia es la jurídica, pues son mujeres administrativamente inexistentes, algunas
procedentes de otros estados, por lo que se les ayuda a conseguir la
documentación necesaria para poder acceder a ayudas sociales, incluidos los servicios de salud municipales.
Es casa de puertas abiertas y pueden entrar y salir cuando quieran, las
mujeres tienen que respetar las normas de convivencia, cumplir con sus
quehaceres de limpieza o cocina y participar en algunos de los talleres. El
resto del tiempo pueden ir dónde quieran. Algunas salen a pasear o intentan
buscarse la vida para sacarse algún dinero para algún capricho o comprarse
ropa, productos de aseo…
Para ingresar como residente hay que
cumplir tres requisitos: que hayan sido o que sean trabajadoras sexuales, que
cuenten con una determinada edad y que no tengan redes familiares o sociales que
puedan hacerse cargo de ellas.
La edad mínima para entrar se fijó
en 60 años, pero se bajó, pues el ejercicio de la profesión hace que las
mujeres presenten un deterioro importante a partir de los 50 años.
Los problemas psicológicos y la vida
dura, con problemas de autoestima hacen que la convivencia no sea fácil, por
eso se cuenta con la labor de varias trabajadoras sociales que ayudan a
solventar los roces diarios.
La Asociación que gestiona la casa reciben algunas ayudas, en forma de
alimentos, ropa o muebles del gobierno del Distrito Federal, y el resto de la
financiación proviene de donativos.
Es otro de los servicios que presta
la casa es un entierro decoroso. Para ellas es importante saber que no acabarán
en una fosa común y que se respetarán las costumbres con mariachis, ramos de
flores, acompañamiento…
Fuente de la fotografía, web de la Casa Xochiquetzal