Para 2030 está previsto que la población mundial mayor de 60 años hay aumentado hasta el 16,5 %. De estas personas una cuarta parte vivirá en países desarrollados, y el resto en países en desarrollo. En 2050 en más de 40 países la población de personas mayores de 60 superará el 30 % de su población.
Es tiempo de que los dirigentes mundiales se pongan a trabajar contemplando estas premisas. Mientras, sigue aumentando la brecha de esperanza de vida entre países y las medidas de austeridad afecten al bienestar de las personas en la tercera edad.
Los Objetivos de Desarrollo Sostenible ofrecen una oportunidad única para construir un futuro mejor para las personas de todas las edades, aunque no se disponen de datos de todos los países, solo de 96 ni desglose por edad o sexo, lo que dificulta enormemente el análisis.
Las mujeres mayores, además, sufren en la ancianidad la discriminación de género que han vivido durante toda su vida. A nivel mundial, el 46,8 % de las mujeres entre 55 y 64 años son económicamente activas, en comparación con el 73,5 % de los hombres; esto quiere decir que hombres y mujeres no se jubilan a la misma edad.
No recibir el mismo salario por razón de género, ni haber cotizado durante la vida laboral aumenta también en riesgo de exclusión y pobreza en las mujeres ancianas.
En la 6.ª sesión del Grupo de Trabajo de Naciones Unidas sobre el Envejecimiento, que se celebró el pasado mes de julio en Nueva York, se alcanzó un consenso en declarar que las personas mayores sufren discriminación por edad y que el marco actual internacional de derechos humanos no las protege adecuadamente. Eso no es suficiente, se debería avanzar en el formato y apoyar una resolución de la Asamblea General de la ONU y convocar una Convención de Naciones Unidas específica para las personas mayores.
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