Rancheras y jotas en las residencias de Navarra

24/12/2021

José Nieves, también conocido como Joselito el Mariachi, es un vecino jubilado de Barañáin que a sus 68 años se dedica a recorrer las residencias para ancianos de Navarra cantando rancheras, jotas y, en general, «canciones que transmiten alegría» de forma altruista.

Desde niño, José cantaba en el coro de Olazagutía, acudía a festivales de canciones populares con su hermana y aprendió a cantar de forma autodidacta. Más tarde, se mudó a Barañáin por motivos de trabajo y pasó a formar parte de la Asociación Gayarre Amigos de la Ópera, donde fundó el grupo de boleros, jotas, rancheras y canciones populares Tamarindo. A veces iban a residencias de Pamplona a actuar, pero él quería llevar su música fuera de la ciudad también, por lo que decidió continuar por su cuenta y empezó a contactar con diferentes centros para la tercera edad en el resto de Navarra.

Además, antes de su jubilación se dedicaba a ser repartidor y fue así como entabló amistad con un hombre mexicano dueño de una herboristería de Pasajes, Guipúzcoa. José le explicó que le gustaba cantar canciones de su país y su amigo le vendió unos sombreros de mariachi y, más tarde, en uno de sus viajes a México, le llevó un traje típico de allí para sus actuaciones.

Con su atuendo mexicano, dos micrófonos y una pequeña mesa de mezclas, José va de residencia en residencia llenándolas de música mexicana, que es su favorita, aunque admite que también canta jotas, canciones que transmiten alegría en general, algunas más calmadas y aquellas canciones de que las que los ancianos disfrutaran en su juventud.

Aunque durante la pandemia tuvo que poner en pausa sus actuaciones, en junio por fin volvió a los escenarios. Durante el verano actuaba en los jardines de los centros para reducir las posibilidades de contagio por el covid y, ahora que el frío ha vuelto, realiza sus actuaciones en el interior, pero siempre tomando las medidas necesarias. En algunas residencias le pidieron realizarse una PCR antes de actuar, a lo que accedió de buen gusto y, como él dice, tocó sin problemas y los usuarios lo pasaron en grande.

En otros centros, debido sobre todo al repunte de contagios, hubo de llevar mascarilla y una pantalla protectora mientras cantaba, pero nada de esto ha hecho que sus ganas de actuar decaigan, ni tampoco las de los residentes que, como José declara, viven sus actuaciones como si fuera un día de fiesta y se muestran encantados.

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