En primer lugar propone un aumento de los ratios del personal cuidador de
entre el 23 % y el 44 % según el grado de dependencia de las personas
atendidas y, en segundo, que las residencias nuevas tengan el 75 % de las
plazas en habitaciones individuales, frente al 25 % actual.
Otras directrices relevantes son que las habitaciones deberán aumentar de tamaño, así las habitaciones individuales pasarán de 10 a 13 metros cuadrados y las dobles de 14 a 19.
En cuanto a los requisitos materiales y de organización se habla de ubicación, condiciones generales y de habitabilidad, accesibilidad, distribución de las estancias, zonas comunes, zona de servicios, área sanitaria y de psicogeriatría, vestuarios y aseos para el personal, requisitos materiales específicos para estancias diurnas, protección y seguridad.
Los requisitos de ratios, metros de las habitaciones, etc., que se especifican son los mínimos y pueden ser mejorados por las diputaciones.
Es importante señalar que las novedades se aplicarán a las residencias de nueva creación, de manera que las que ya están en funcionamiento no se verán afectadas por el cambio de normativa.
El decreto también propicia el uso controlado y restrictivo de sujeciones físicas y farmacológicas para que se usen lo menos posible.
Euskadi está experimentando un acelerado proceso de envejecimiento que le ha levado en este año a una tasa de 145 personas mayores de 64 años por cada 100 menores de 16 años, es decir, casi dos puntos porcentuales más con respecto al año pasado y superior a la media española, que se sitúa en el 118 %, según datos del INE.
Este decreto es muy importante pues establece las bases de los servicios que se ofrecen a una franja de población en crecimiento que precisará en un futuro de más servicios y que demandará mayor calidad en ellos.