Sobre la memoria de Jose Mari Soroa, el «hijo de Catalina», ha recaído el Premio Voluntariado 2018 de la Diputación foral. Sus familiares recogieron el premio en el Salón del Trono del Palacio Foral.
La música es una herramienta muy útil en residencias de personas mayores. No sólo como entretenimiento sino también como herramienta de reminiscencia y como actividad significativa para muchas personas que durante su vida previa al ingreso en la residencia de tercera edad había tocado algún instrumento o cantado.
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Y es que la música del donostiarra animó a decenas de personas mayores en las
residencias geriátricas a combatir sus sentimientos de soledad y disfrutar de la múscia como cuando eran jóvenes.
Esta propuesta fue una idea de
Afagi (Asociación de Familiares, amigos y personas con alzhéimer de Guipuzkoa). Desde el jurado recalcaron su vocación por mejorar la calidad de vida de las personas mayores de los centros geriátricos. Para el jurado, Soroa llenaba «las inevitables soledades de las personas» que se encontraban en las residencias mediante su «actitud y buen humor, tan carismáticos en él».
Tanto el artista como su guitarra Ruiseñor ofrecieron más de mil conciertos para «acompañar, entretener y alegrar a las personas mayores». Sus canciones en español, euskera e incluso ruso hablaban el idioma de los corazones del público.