Transmitimos una interesante nota de prensa acerca de la importancia de los
juegos de mesa para las personas mayores que nos hace llegar Sanitas Mayores.
El estudio Ludiman «Análisis de hábitos y
uso de productos lúdicos por parte de las personas mayores y estudio de las
características
funcionales que condicionan su uso: juego como promoción del
envejecimiento saludable» (LUDIMAN) hecho por el Instituto Tecnológico
del Juguete y el Instituto de Biomecánica de Valencia (2002-2003) apunta que
los juegos de mesa son un instrumento de mejora y prevención de los efectos
negativos del envejecimiento. Así, según David Curto, jefe de la Dirección
Asistencial de Sanitas Mayores, «son un recurso que se puede usar para
promocionar el ocio en la tercera edad y mantener las capacidades cognitivas y
físicas de los mayores, por lo que, además de los beneficios sociales y
emocionales, ralentizan el proceso de deterioro cognitivo».
Además, el doctor Curto recuerda que el juego contribuye a mejorar aspectos
concretos de la salud en función de la tipología de juego a la que se enfrente
la persona:
- Mejora la movilidad y agilidad: todos aquellos juegos que
requieren coordinar los movimientos del cuerpo, movilizar de forma pausada las
articulaciones o realizar estiramientos, contribuyen de forma muy positiva a
mantener las habilidades sensoriales y motoras, lo que potencia el conocimiento
de uno mismo y del mundo.
- Estimula la percepción sensorial: cualquier tipo de
actividad lúdica incrementa la atención y mejora la percepción y estimulación
de los sentidos.
- Ejercita las habilidades cognitivas: los juegos de
preguntas y respuestas y aquellos que requieren atención y concentración ayudan
a mejorar la memoria. Los juegos de palabras o cálculo ayudan a practicar
algunos hábitos necesarios para el desarrollo de las actividades de la vida
cotidiana. Además, el aprendizaje y memorización de las reglas de cualquier
juego contribuye también al mantenimiento de las habilidades cognitivas. El
juego en compañía, sea cual sea su temática u objetivo, es siempre una oportunidad
para la mejora y uso del lenguaje.
- Potencia el contacto social y la comunicación: el juego
compartido fomenta las relaciones sociales y la comunicación al tiempo que
estimula la satisfacción emocional y la seguridad. Además, jugar en contacto
con otros permite hacer una valoración ajustada de uno mismo y de los demás,
ampliando el conocimiento del entorno. Los juegos cooperativos son
especialmente adecuados para promover los mensajes positivos y reforzadores
dentro del grupo.
Ofrece nuevos entornos para el aprendizaje: los ambientes estimulantes
generados por la actividad lúdica facilitan el proceso de
enseñanza-aprendizaje.
Lucia Calviño, terapeuta del centro Sanitas Residencial
Mirasierra, incide en que «jugar ha de ser siempre una elección libre y cada
individuo tiene sus preferencias». Cada juego tiene unas consecuencias
positivas sobre la persona.«Al hacer un puzle se trabaja más la capacidad
de viso-construcción, mientras que en el bingo se trabajan más la memoria
numérica, pero ambos sirven para trabajar la atención y la motricidad fina»,
afirma la terapeuta Lucía Calviño. La especialista afirma que lo importante es
que los juegos estén adaptados a cada persona para que puedan disfrutarlos y
puedan participar con la mayor autonomía posible.
Con el objetivo de incidir e incrementar la actividad lúdica en sus centros
residenciales, Sanitas Mayores lleva a cabo una serie de actividades para
promocionar el juego entre los residentes a través de una competición con
juegos de mesa en formato «gigante». Así, los centros contarán con parchís,
oca, cartas y dominó para que las personas mayores puedan jugar de una forma
diferente a los juegos que conocen de toda la vida durante dos días a la
semana.
Los favoritos por los mayores de las 46 residencias de Sanitas Mayores son
el dominó, el parchís y las cartas. Los juegos de cartas son muy variados
y dependen de su popularidad por área geográfica, por ejemplo, los mayores de
Madrid se decantan por el mus, mientras que en Galicia los preferidos son el
tute y la brisca.«Además de los beneficios del propio juego, estas
dinámicas ofrecen acceso al juego a personas que tienen déficit visual, ya que
el tamaño de las piezas y números están adaptados, y permiten la integración de
las personas con diversidad funcional y por tanto se fomenta las relaciones
sociales entre los diferentes residentes», explica el terapeuta.