Basándose en los datos oficiales que ofrece el propio sistema para la autonomía y atención a la dependencia, la Asociación de directoras y gerentes de servicios sociales ha difundido una nota en la que destaca que lo que en palabras del gobierno es un logro: el que se haya reducido la lista de espera de personas que tienen derecho a recibir una prestación de la dependencia pero todavía no la han recibido, no lo es en verdad ya que la bajada se debe a la cantidad de dependientes que mueren esperando a recibir algo a lo que tenían derecho.
El tono de la nota sigue la tónica de las anteriores: Cada día del 2014 el Sistema de Atención a la Dependencia perdió 74 beneficiarios. Según los datos publicados por el Ministerio el último día del año 2014, el Sistema de Atención a la Dependencia ha perdido 24.529beneficiarios en el año y aún hay una lista de espera de 167.869 personas con derecho y sin atender. Hoy se atiende a 9.274 personas menos que cuando el Sr. Rajoy fue nombrado Presidente. Un año más, todos los datos son negativos y sin embargo el Gobierno insiste en alardear de mejoras en el sistema.
A la vista de la estadística oficial, no existe ni un solo dato que pueda corroborar las triunfalistas afirmaciones del Gobierno que intentan argumentar una mejora del sistema y la "salvación” de su sostenibilidad. Incluso el dato de reducción de la lista de espera en más de 22.000 personas, que podría parecer positivo, es consecuencia evidente del fallecimiento de personas en dicha lista de espera sin haber llegado a recibir prestaciones o servicios. Esta lamentable circunstancia (fallecer sin atención) podría haber afectado a 117.000 personas desde enero de 2012 y es, junto con la supresión del derecho a atención, la principal razón de la reducción de la lista de espera. En el último año, murieron más de 45.000 personas en situación de dependencia sin recibir ninguna prestación o servicio a la que tenían derecho. Así un dato para la vergüenza se manipula torticeramente en un intento desesperado por vender una gestión eficiente.
Esta realidad ha acabado filtrándose hasta la realidad de muchas personas que necesitaban la ayuda a que tenían derecho y nunca recibieron y a personas que, sin saberlo, siguen en el paro porque algunas comunidades autónomas dejaron de concertar plazas o conceder prestaciones económicas vinculadas para residencias geriátricas, centros de día o servicios de ayuda a domicilio que habrían necesidad contratar a más personal.
La forma de salvar la Ley de Dependencia parece haber sido elaborar, sin decirlo, otra ley que es la que de verdad de aplica, algo que Josep de Martí previó en su cuento "La Gemela siniestra" o su libro "Cómo nos engañaron con la Ley de Dependencia".