Ya sea en un huerto urbano, en el jardín propio, en la huerta en el pueblo en unas macetas en casa, la jardinería y la horticultura implican actividades físicas y mentales muy diversas. Regar, vacar, trasplantar… implican actividad muscular y manejo de herramientas que estimulan el movimiento tanto de los músculos como del cerebro, que debe estar atento a las tareas pendientes y a los cuidados específicos de cada planta.
La jardinería y la horticultura
forma pare de los programas de actividades de residencias para la tercera edad, que
ven en ellas una fuente de bienestar personal de los usuarios, que se siente
útiles y valorados. Además, el contacto con la naturaleza y su cuidado estimula
la producción de endorfinas, que mejoran el estado de ánimo. Además, el aire
libre y el sol son fuentes de salud y mejoran el ánimo.
La jardinería y la horticultura proporcionan además recompensas satisfactorias, como consumir los alimentos cultivados, utilizar plantas y flores en decoración, preparar conservas… son actividades que mejoran la autoestima y provocan la sensación de utilidad y ser valioso para la comunidad.
Si se dispone de un pequeño jardín o huerto se pueden cultivar con facilidad zanahorias, tomates y pimientos. Si no se dispone de espacio exterior, se pueden utilizar jardineras ya preparadas que permiten el desarrollo de plantas aromáticas como perejil, albahaca o cebollino y pequeñas hortalizas como rábanos. Y siempre, en casa o en la residencia geriátrica, se puede cuidar de macetas con plantas de adorno que estimulan los sentidos.
Una iniciativa que puede funcionar en residencias geriátricas en Cartagena y en toda España.