La pérdida de la capacidad para manejar el dinero propio no es solo un problema de personas con demencia, afecta a personas mayores con problemas de salud, que se sienten solos o que estén en situaciones que les hagan vulnerables, como residir en alojamientos que no tienen comportamientos éticos, falta de preparación, ignorancia de las nuevas tecnologías…
En el estudio se nombra al problema con la expresión «vulnerabilidad financiera asociada a la edad». Con estos términos se pretende establecer un patrón de conductas relacionadas con el dinero que pueden llevar a la persona anciana a una pérdida de recursos que ponen en riesgo su calidad de vida.
No solo el envejecimiento del cerebro o la pérdida de facultades llevan a un empobrecimiento. La explotación financiera de las personas mayores es una extendida forma de maltrato. Estos dos factores unidos llevan a situaciones de desamparo, pérdida de calidad de vida, problemas de salud y, en casos extremos, al abandono.
Los factores propios de la edad incluyen un deterioro físico, cognitivo y emocional. Alteraciones en la visión, audición y movilidad, enfermedades incapacitantes, aislamiento por pérdida de movilidad, todo influye para acelerar el deterioro cognitivo que impide a las personas mayores manejar sus bienes o dinero de forma autónoma.
Para garantizar una buena calidad de vida a la persona anciana, es preciso que tome decisiones cuando todavía tiene capacidad para hacerlo y que sea ella quien designe a quien tomará las decisiones cuando ella no pueda. Extender un poder notarial y hacer testamento son acciones que previenen situaciones de abuso y desamparo. También planificar el futuro y decirlo a los allegados, como el momento de ingresar en una residencia para mayores, qué tipo de centro residencial y dónde debe estar o la elección de tratamiento frente a enfermedades.
Enlaces de interés: Productos financieros para personas mayores; ¿Quíén paga la residencia?