El estudio analiza el efecto de la práctica del sexo sobre el riesgo
cardiovascular de 2 204 personas, incluidas en el Proyecto Nacional de
Envejecimiento, Salud y Vida Social de Estados Unidos, que al inicio del mismo
contaban con una edad comprendida entre los 57 y los 85 años. El riesgo cardiovascular
fue establecido a partir de la medición de las cifras de presión arterial,
frecuencia cardiaca y proteína reactiva, así como de la presencia o ausencia de
enfermedad o episodios cardiovasculares (infarto de miocardio, ictus e
insuficiencia cardiaca).
La causa es que los hombres mayores deben invertir más esfuerzo con el paso de los años para obtener un orgasmo, ya sea por razones médicas, emocionales o el simple paso de los años, lo que puede aumenta el riesgo de sufrir un problema de corazón.
Otro elemento a tener en cuenta es que tanto el nivel de testosterona como los fármacos que se puedan tomar para mejorar el rendimiento sexual, también pueden estar contraindicados en personas con antecedentes de problemas de salud cardiovascular.
Por el contrario, las mujeres se obtienen con el sexo un beneficio cardiovascular tan notable como es una disminución del riesgo de hipertensión arterial.
Pero no debe concluirse que la solución es la abstinencia, la práctica de sexo mejora la salud general en los varones, pero solo cuando se lleva a cabo en unas cantidades moderadas y no se proponen «hazañas» que no están a su alcance sin ayudas farmacológicas.
¿Sería la política sobre relaciones sxuales uno de los factores que tendría en cuenta alguien que está buscando una residencia para la tercera edad?
Enlaces de interés:
Estudio del imserso sobre sexualidad en personas mayores institucionalizadas
Artículo sobre relaciones sexuales seguras en la tercera edad