Las personas mayores que permanecen un tiempo hospitalizadas acusan problemas de deterioro funcional que condicionan de manera notable su vida. Para que esto no suceda, en el Servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Navarra (CHN) han establecido con gran éxito un programa de ejercicio físico para ellas.

A lo largo de tres años se ha puesto en marcha en este servicio un programa de ejercicio físico individualizado en el que han participado 370 pacientes de más de 75 años. El programa ha recibido financiación del Gobierno de Navarra, el Gobierno de España, la Unión Europea, la Fundación Bancaria La Caixa y la Fundación Bancaria Caja Navarra, entre otras entidades.
El programa ha dado buenos resultados para revertir el deterioro funcional asociado a la hospitalización. No solo ha resultado beneficioso en el aspecto físico, sino también ha mejorado el estado cognitivo y la calidad de vida en general.
El proyecto ha sido realizado por investigadores de Navarrabiomed, el centro de investigación biomédica del Gobierno de Navarra y la Universidad Pública de Navarra (UPNA), y han participado investigadores de la UPNA, del Complejo Hospitalario de Navarra, de Navarrabiomed, de la Universidad Europea de Madrid y del Hospital Universitario de Getafe. Los resultados se han publicado la revista de la Asociación Médica Estadounidense, Journal of the American Medical Association (JAMA Internal Medicine).
Los pacientes realizaron un programa controlado e individualizado de ejercicios de fuerza, equilibrio y marcha adaptados a sus posibilidades, incluso durante la fase aguda de sus enfermedades. Según su estado, variaba la intensidad del entrenamiento. Se realizaron dos sesiones diarias de 20 minutos cada una durante entre cinco y siete días consecutivos, siempre bajo la supervisión individualizada de profesionales.
Según el estudio, el programa de actividad física (adaptado del programa de entrenamiento VIVIfrail) resultó ser un apoyo importante apoyo para prevenir la fragilidad, eliminó complicaciones vinculadas a la estancia pasiva en el hospital y resultó motivante para los pacientes. El grupo que realizó el programa de ejercicios prescrito logró, en comparación con quienes no lo hicieron, un total de 2,2 puntos más de media sobre un máximo de 12 en la escala de valoración funcional SPPB (Batería de Rendimiento Físico Reducida, por sus siglas en inglés), que mide el equilibrio, la velocidad de la marcha y la fuerza de las piernas, y de 6,9 puntos más de media en el índice de independencia de Barthel para actividades de la vida diaria, cuya puntuación máxima son 100 puntos.
La calidad de vida durante la hospitalización y tras el alta, ya fueran pacientes que vivieran en sus domicilios o en
residencias para la tercera edad mejoró de manera objetiva. Los buenos resultados abren la posibilidad de que se cambie en los hospitales el paradigma tradicional de enfermedad y se contemple una recuperación no basada únicamente en el reposo en la cama o en el sillón.