El estudio ha sido financiado
por la Diputación Foral de Guipúzcoa y deja datos interesantes acerca de algo
tan importante para la calidad de vida de las personas que viven en
instituciones, como es el mantenimiento de los vínculos familiares. Las cifras
reflejan que el 34 % de las
personas residentes recibe visita a diario, el 33 % 2 o más veces
por semana, el 15 % una visita semanal, otro 15 % recibe una sola
visita al mes y el 4 % no tiene
visitas.
Otro importante dato que refleja el estudio es que las personas cuidadoras se sienten más valoradas por su familiar tras el ingreso, por otra parte, el 47 % de las personas cuidadoras sentía que su labor no era valorada por la persona mayor.
Además, en un 70 % de los casos, la persona cuidadora mejora tras el ingreso de su familiar en cuanto a su salud psíquica, sus relaciones sociales y su vida laboral.
En cuanto al perfil del familiar de referencia este es el de una mujer(74 %), con más de 56 años (52 %), con formación, con familia propia(82 %), que trabaja (48 %) o está jubilada (40 %). Antes del ingreso, esta persona se ocupaba de la persona mayor dependiente en el 98 % de los casos y el 28 % vivía con ella. El 68% recibía apoyo de otros familiares.
Estos estudios son muy interesantes y ayudan a entender el tejido social y a diseñar los servicios no solo para las personas mayores, sino también para sus familias. Es importante que el familiar que vive en la residencia no se sienta abandonado, pero también el familiar cuidador debe saber que tener a la persona dependiente en un centro no significa que lo esté haciendo mal o que se desentiende.