Casarse mayor

Casarse mayor a los 70 o más

Cada cierto tiempo sale en prensa el anuncio de una boda entre un famoso y multimillonario anciano con una joven a la que se le atribuye que tiene ciertos intereses. Tampoco falta el caso contrario, aunque menos frecuente, de mujer mayor que se casa con un señor considerablemente más joven que ella.

Cuando hay una diferencia edad notable en la pareja, los comentarios suelen ir de la benevolencia condescendiente a la sospecha malintencionada sobre la intención de lucro de la parte joven y la debilidad mental de la parte con más años.

Casarse con alguien mayor

Un caso especial, la boda tiene más de 100 años.

Ejemplos recientes son Rupert Murdoch de 84 y Jerry Hall de 59; Cayetana de Alba se casó con 85 con Alfonso Díez, que contaba con 64; Manolo Santana de 75 y Claudia Rodríguez de 55; Sara Montiel tenía 74 y Tony Hernández, 40 menos; Tina Turner 75 y su esposo, 16 meno; Clint Eastwood 85 y Dina Ruiz 55…

Más allá de comentarios jocosos dignos de tertulias poco edificantes, lo cierto es que no es algo exclusivo de nuestra época que se formen parejas por amor, interés o cualquier otra razón en las que la diferencia de edad es notable. O sea que, casarse mayor no es algo exclusivo de nuestro tiempo.

Desde ejemplos bíblicos, pasando por El celoso extremeño de Cervantes, novelas costumbristas del siglo XIX… No faltan referencias a las parejas, normalmente de hombres de edad avanzada con jóvenes e incluso adolescentes y los problemas que esto conlleva: rechazo y burla social, problemas sexuales, problemas de convivencia, celos, etc.

Casos históricos son los de las alianzas entre poderosos, donde la edad no era impedimento a la hora de unir fortunas, reinos o heredades. Hasta hace poco, lo habitual eran los matrimonio concertados por las familias, y ahí la edad no solía ser un problema, era una práctica habitual socialmente admitida. (Hoy en día en muchos países, los matrimonios concertados unen parejas donde uno de sus miembros ya está en edad provecta en contra de la voluntad de la otra parte, en estos casos: anciano con niña, viuda con el hermano del esposo… sí se estaría atentando contra la libertad de las personas y deben perseguirse).

Fuera de los casos donde una de las partes es obligada al matrimonio, por supuesto, en el siglo XXI quizá debamos ser un poco más cautos en nuestras apreciaciones, más sensibles y, sobre todo, más tolerantes.

Se antoja difícil. Vivimos en una sociedad sobreexpuesta donde todo es analizado de forma pública y todo aquel que ve una imagen o se entera de un acontecimiento considera como derecho inalienable dar su opinión, venga o no a cuento o no le importa a nadie más que a él mismo.

En este sentido, las personas de la tercera edad de edades similares que deciden vivir en pareja o casarse, no es extraño que se encuentren con cortapisas o comentarios por parte de familiares o de la sociedad, así que, cuando la diferencia de edad es manifiesta se agudizan los problemas.

A parte de las parejas famosas y sus motivos, entre los cuales puede estar sin duda el amor, las personas mayores también tienen sus motivos para enamorarse o querer compartir vida y hacienda con alguien más joven. Numerosos estudios hablan de que la sexualidad femenina que llega a su auge a la edad en la que la masculina decae, lo que lleva a las mujeres mayores a buscarse parejas más jóvenes, otros de la necesidad de un padre protector en algunas mujeres y eso les lleva a buscar la estabilidad de un hombre mucho mayor que ellas. Hay numerosas explicaciones psicológicas y de todo tipo, pero, en definitiva, se puede concluir que entre las personas normales y corrientes hay un impulso natural que les lleva a querer compartir su vida con una pareja y, en ocasiones, esa persona con la que se aspira a estar es de una edad semejante y en ocasiones no.

Quizá lo más adecuado sea el respeto a los motivos y  alegrarse porque esa persona, al final de su vida, haya encontrado a alguien que la haga feliz o la acompañe. Es natural la preocupación de los hijos si el padre o la madre muestra signos de tener algún tipo de problema de salud mental, pero, si no es el caso, no está de más interesarse por la persona, sus sentimientos y necesidades, conocer a la pareja elegida y crear espacios de convivencia.

A los familiares suele también preocuparles el tema económico. Suena poco agradable, pero es una realidad que impulsa a muchos hijos a disuadir al padre o a la madre de una relación con alguien más joven, no sea que le engañe y se quede con la herencia. Si la persona mayor no está incapacitada y tiene plenas facultades está en su derecho a compartir su vida con quien desee y a administrar sus bienes como considere, como en otras facetas de la vida, lo mejor será siempre ser honestos, hablar las cosas y plantear las dudas e inquietudes.

La diferencia de años en la tercera edad puede ser una experiencia de gran valor para las dos partes de la pareja, la persona mayor se beneficia de un visión más dinámica de la vida y una mayor conexión con el mundo y la parte joven aprenderá de la experiencia y de la historia de vida del otro.

Y como todo… si son felices, a usted y a mí, ¡qué más nos da!

Nota sobre la imagen:

«Un hombre se casa con una mujer de 104 años»  Sólo hace falta entrar en el enlace para ver que se trata de una broma, lo que en internet se llama un hoax.

 

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