Valorar la atención en residencias de tercera edad

Encontrar la residencia más adecuada para uno mismo o para un ser querido es un proceso al que hay que dedicar un tiempo y durante el cual toda ayuda debe ser bienvenida. Valorar la atención en residencias de tercera edad es algo aún más complejo.

El primer paso consiste en seleccionar tres o cuatro residencia que, en principio reúnan los requisitos que consideramos adecuados (zona, servicios y precio). Para ello internet (buscador/comparador de residencias e indicador de transparencia) puede ser una gran ayuda.

Si tenemos derecho a recibir ayuda de la administración nos enteraremos de si podemos elegir entre varios centros o nos han “asignado uno”. En ese caso, puede leer lo que sigue aunque no tendrá demasiadas opciones.

Una vez se han seleccionado dos o tres centros que parezcan adecuados tendremos que realizar una visita. En los próximos posts analizaremos diez aspectos que podemos tener en cuenta para valorar la atención que presta la residencia.

Aquí van los primeros tres en dos versiones ligeramente diferentes, en vídeo y texto.

Imaginemos que ya estamos delante del centro. Entremos.

  1. ¿Notas algún olor en la residencia?

Puede que esto sea lo primero que nos sorprenda de forma positiva o negativa.

Partamos de la base de que muchas personas dependientes sufren incontinencia y que algunos medicamentos pueden producir gases. Esta realidad puede comportar que un momento determinado y en una zona concreta del centro, por ejemplo cuando se están cambiando pañales o alguien acaba de utilizar el lavabo, pueda notarse mal olor.   Dicho esto, algo debe quedar claro es que no existe ningún motivo justificable para que toda la residencia huela mal.

Quizás lo único peor que una residencia que huela “fuerte” es una en la que intenten tapar el mal olor con un excesivo uso de ambiendador.

Por otro lado también debemos fijarnos en los “buenos olores” en la residencia.

Pensemos que, especialmente para personas que sufren demencia, todo lo que ayude a la orientación es positivo. Así, hay centros que a la hora del desayuno hacen café y tuestan pan en el comedor. Quizás muy pocos residentes tomen café por la mañana pero el olor de café recién hecho y tostadas son una señal clara de que es la hora del desayuno. Hay residencias que son cuidadosas con los aromas de los jabones y productos que utilizaban los residentes antes del ingreso.   Saben que es reconfortante notarse envuelto del olor de la colonia, gel o crema “de toda la vida”.

En resumen una buena residencia olería como un domicilio “normal”, o sea que la mayor parte del tiempo no se nota ningún olor especial.

  1. ¿Qué escuchas cuando entras en la residencia de mayores?

Aunque lo que más nos puede llamar la atención cuando paseamos por una residencia sea el lamento de una persona mayor o que otra repita la misma frase varias veces, puede que eso sea sólo una señal de que hemos entrado en una zona donde hay usuarios que sufren demencia. A lo que sí debemos dar mucha importancia es a cómo el personal de atención se dirige a los residentes.

Intenta ponerte en el lugar de la persona más dependiente que veas y pregúntate si te gustaría que te hablasen como le hablan a él o ella.   Es bueno que el personal se dirija a los residentes por su nombre y escuchar un tono de voz correcto.

Lo más correcto sería que la residencia se entrevistase con el residente y los familiares para preparar el plan de cuidado y, entro muchas otras cosas, preguntase cuál sería la forma correcta de dirigirse a ella.   Para alguien “Paquita” puede ser lo más adecuado y para otra puede ser “Doña Francisca». La residencia no debe juzgar sino adecuarse en lo que pueda a las necesidades y preferencias de cada cual.

Otros aspectos “a escuchar” pueden ser:   ¿La parece puesta para gustar a los residentes o a sus cuidadores? ¿Esa televisión que están mirando unos cuantos residentes, tiene el volumen a un nivel adecuado? ¿Se entiende lo que dicen? ¿Hay espacios grandes donde las conversaciones se mezclan y solo se oye un “ruido de fondo”?

A veces solo hay que poner la oreja para tener una primera impresión.

  1. ¿Cómo ves que trabaja el personal de cuidado? ¿está sobrecargado?

Hay algo muy sencillo de hacer durante la visita que te dará un visión clara del centro: habla con los cuidadores y los profesionales de atención.   Lo lógico es que estén ocupados con su trabajo por lo que debes intentar no entretenerles demasiado, sencillamente observa cuál es su reacción y cuál es la de la persona que te está enseñando la residencia.   Puedes preguntarles si lleva mucho tiempo trabajando en el centro o si les gusta su trabajo.  Si la reacción de quien te enseña el centro es que le molesta que hables con las gerocultoras o la de éstas es que no quieren decirte nada, puede ser una señal a tener en cuenta.

Como esta guía te puede servir para comparar centros, puedes valorar cómo responden diferentes residencias ante una petición parecida.

Si has utilizado el comparador de residencias de Inforesidencias.com ya sabrás cuántas personas trabajan en la residencia y cual es su perfil profesional (si tienen médico, enfermería, fisioterapia…), si la residencia que visitas no es lo suficientemente transparente como para compartir esos datos en internet, pregúntales. Una residencia con un buen equipo interdisciplinar suele prestar mejor servicio que una que no disponga de él.

También puedes preguntar de forma clara ¿Con quién debería hablar si algún día no estoy satisfecho con la atención que recibe mi ser querido?   La mayoría de residencias de mayores le explicarán que disponen de un sistema de recepción de quejas y sugerencias.

En unos días seguiremos hablando de cómo valorar la atención en residencias de tercera edad.

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