El comienzo de la dependencia

El inicio

La dependencia puede llamar a nuestra puerta de distintas maneras. Dos ejemplos claros son la dependencia sobrevenida y la dependencia progresiva. La sobrevenida o abrupta es aquella que aparece en nuestra vida debido a una causa fortuita como una caída, un golpe o una enfermedad repentina fuerte. La dependencia progresiva, es aquella que normalmente va asociada a la edad. Es decir, cuanto mayores nos hacemos, más ayuda necesitamos por parte de terceras personas para llevar a cabo las actividades básicas de la vida diaria (ABVD).

Sea como sea, es una situación que nunca es bienvenida pero es bien cierto que, si es progresiva, al menos nos da tiempo a prepararnos. En ambos casos ,siempre contamos entre otros, con servicios de residencia geriátrica o atención domiciliaria de carácter privado. Estos, pueden darnos soporte o soluciones, casi de manera inmediata. El problema surge cuando solo podemos costearnos este tipo de servicios privados durante un tiempo limitado o bien directamente no podemos pagarlos. Aquí es cuando entra en escena la ley de dependencia.

La ley de dependencia (cuyo nombre completo es ley de la promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia) es la puerta de acceso a los servicios públicos (o privados financiados por la administración) para aquellas personas que precisamente necesitan soporte en su día a día. Dicho de otra manera, si necesitas una plaza pública de residencia o bien que una trabajadora familiar acuda a tu domicilio para, por ejemplo, ayudarte a vestir o asearte, necesitas que primero te hayan concedido un grado de dependencia, ya sea I,II o III.

El grado de dependencia importa

El grado que te concedan a través de la ley de dependencia marcará el tipo de servicio al que puedes optar y su intensidad. Decimos intensidad porque en servicios como la atención domiciliaria, no corresponden el mismo número de horas semanales de servicio a un usuario que tenga un grado I que a otro con un grado II. En otros servicios como el de residencia, tener un grado II o III te dará derecho a apuntarte a una lista de espera en las 3 residencias con plazas públicas que más te gusten o bien solicitar el cheque servicio. El cheque servicio sirve para pagar parte del precio la plaza privada de una residencia acreditada, a priori hasta que tengas en plaza pública.

El proceso de la ley de dependencia, aunque puede acelerarse en casos de urgencia, generalmente dura unos meses entre que contamos que cumplimentamos la solicitud, se tramita, nos valoran y nos dan la resolución. Para evitar errores, siempre recomiendo pedir cita la trabajadora social de nuestro municipio o barrio para que nos ayude con el trámite. La valoración se suele hacer en nuestro domicilio por un equipo de personas que estará formado por algunos profesionales de las disciplinas de la enfermería, la terapia ocupacional, la fisioterapia, el trabajo social, la psicología y la medicina. Nos harán algunas preguntas y nos pedirán que hagamos un conjunto de acciones para ver como nos desenvolvemos.

Siempre aconsejamos paciencia porque como decimos no es algo que se tramite de la noche a la mañana. No obstante, si quieres, en inforesidencias disponemos de una calculadora de la dependencia,. Esta calculadora puede servirte para orientarte sobre cual sería tu grado de dependencia actual.

Si lo prefieres, te dejamos una lista de las residencias de ancianos más transparentes.

Carles Reixach, trabajador social

Comentarios cerrados.