Bañarse en la playa en la tercera

Bañarse en la playa en la tercera edad no solo constituye una experiencia placentera, sino que representa una fuente real de bienestar físico, mental y emocional.  No hay que olvidar que el mar, como entorno natural, proporciona condiciones especialmente beneficiosas para las personas mayores, cuyas necesidades físicas y emocionales requieren un enfoque integral y preventivo. Numerosos estudios avalan que el contacto con el agua salada, unido a la exposición moderada al sol y al ejercicio suave que implica caminar por la arena o nadar cerca de la orilla, tiene efectos positivos sobre la salud cardiovascular, la movilidad y el estado de ánimo.

Además, el nivel del mar ayuda a regular la presión arterial y mejora la oxigenación, mientras que caminar por la orilla activa la circulación periférica, aliviando la pesadez en las piernas y previniendo edemas. Asimismo, la composición mineral del agua marina  ((ue es rica en yodo, magnesio y sodio) favorece la cicatrización de pequeñas lesiones cutáneas, calma dolencias articulares y musculares y actúa como un analgésico natural en personas con artrosis o artritis.

Pero vayamos un poco más allá. Desde el punto de vista emocional, el entorno marino estimula la producción de serotonina y melatonina, lo que mejora la calidad del sueño, reduce la ansiedad y contribuye a un mayor equilibrio anímico. La simple contemplación del mar, combinada con la actividad física ligera, produce un efecto relajante y revitalizador que mejora la calidad de vida en esta etapa vital.

Precauciones y responsabilidad institucional para un baño seguro

Sin embargo, bañarse en la playa en la tercera edad exige tener presentes ciertos riesgos y adoptar precauciones específicas para evitar efectos adversos. La entrada en el agua debe hacerse de forma progresiva, evitando contrastes térmicos bruscos que puedan generar bajadas de tensión, mareos o calambres. Es preferible bañarse a primera hora de la mañana o al final de la tarde, cuando la radiación solar es menos intensa. Es fundamental que las personas se mantengan bien hidratadas, usen protector solar de alta graduación, lleven ropa adecuada y se protejan la cabeza del sol con gorros o sombreros. Nunca se recomienda bañarse en solitario; lo aconsejable es hacerlo acompañado o en zonas vigiladas por socorristas.

Terminemos comentando un poco el papel de las administraciones públicas en todo esto, que también lo tienen Las administraciones públicas tienen la obligación de garantizar que las playas sean entornos seguros y accesibles para todos. Esto implica no solo disponer de personal de vigilancia y primeros auxilios, sino también de infraestructuras adaptadas: pasarelas, rampas, sillas anfibias, aseos accesibles y zonas de sombra acondicionadas. Algunos ayuntamientos han implementado programas específicos dirigidos a mayores. Estas medidas no solo promueven la salud, sino que constituyen una expresión clara del derecho de las personas mayores a disfrutar de su tiempo libre en condiciones de seguridad, autonomía y dignidad.

Relacionado con bañarse en la playa en la tercera tenemos otros articulos interesantes para mostrarte:

Deja una respuesta