Comunicación de malas noticias: el impacto de la formación y los seguros

En el contexto actual de las residencias de mayores, la comunicación de malas noticias se ha convertido en una competencia esencial para los profesionales sanitarios. Por eso, desde UNITECO , correduría líder en seguros para sanitarios, consideran interesante y especialmente útil, hablar sobre Comunicación de malas noticias: el impacto de la formación y los seguros.

La fragilidad emocional de los residentes y sus familias, unida a la presión asistencial y la judicialización creciente de la atención médica, hace que saber cómo transmitir un diagnóstico adverso, una caída o incluso un fallecimiento sea un momento crítico. Puede tener profundas repercusiones tanto humanas como legales.

Una tarea difícil, pero necesaria

Dar malas noticias nunca es fácil. Requiere no solo empatía y sensibilidad, sino también habilidades comunicativas concretas que rara vez se abordan de forma sistemática durante la formación de los profesionales sanitarios.

En el entorno residencial, donde las relaciones suelen ser más continuadas e intensas que en otros ámbitos asistenciales, este tipo de comunicaciones tiene un peso emocional y ético aún mayor.

Las familias, muchas veces, no solo esperan respuestas claras, sino también un acompañamiento respetuoso que les ayude a transitar el dolor. Pero los profesionales no siempre están preparados para gestionar estos momentos sin generar conflictos, malentendidos o incluso reclamaciones legales.

¿Cómo se puede entonces mejorar esta parte tan delicada del trabajo asistencial?

La formación como base de la confianza

Numerosos estudios apuntan a que una adecuada formación en comunicación médica reduce significativamente el estrés del profesional y mejora la satisfacción del paciente o sus allegados. En el caso de las residencias, iniciativas como las impulsadas por la Fundación Uniteco permiten dotar a los profesionales de herramientas prácticas para afrontar conversaciones difíciles con rigor, humanidad y estructura.

Esta formación no solo abarca aspectos comunicativos, sino también éticos y legales. Por ejemplo, aprender a documentar correctamente lo comunicado, a actuar en equipo o a identificar señales de duelo complicado en familiares ayuda a mitigar el riesgo de malentendidos y posibles litigios. En definitiva, una buena formación protege tanto al residente como al profesional sanitario.

El papel clave de los seguros en la comunicación

Aunque la preparación es esencial, el factor humano nunca se puede controlar al 100 %. Por eso, cada vez más residencias apuestan por contar con seguros especializados que amparen a sus profesionales y sociedades ante posibles reclamaciones derivadas de la atención médica o del modo en que esta se comunica.

Contar con un seguro de responsabilidad civil específico para residencias, como los que ofrece Uniteco, supone una tranquilidad adicional para los gestores de estos centros, que saben que cuentan con una cobertura diseñada para los riesgos específicos del entorno residencial.

Este tipo de seguros no solo protege ante errores clínicos, sino también ante posibles demandas relacionadas con la atención emocional o comunicativa.

Además, trabajar con una correduría experta en el sector sanitario como Uniteco permite a las residencias beneficiarse de un asesoramiento jurídico personalizado, incluyendo simulacros, análisis de riesgos y propuestas de mejora continua en los protocolos internos de comunicación y atención.

Un nuevo estándar para las residencias

La combinación de formación y cobertura profesional está marcando un nuevo estándar de calidad y seguridad en la atención en residencias. Los profesionales que reciben formación en comunicación de malas noticias y trabajan respaldados por seguros adecuados, se sienten más tranquilos, más respetados por las familias y más preparados para enfrentar situaciones emocionalmente complejas.

Este enfoque integral también contribuye a mejorar la reputación del centro, reduce la rotación del personal y eleva los estándares de humanización en el cuidado de mayores, un aspecto cada vez más valorado por las familias y exigido por las administraciones.

Hacia una cultura del cuidado integral

La comunicación de malas noticias no debe ser vista como una carga, sino como una oportunidad para fortalecer la relación entre el profesional, el residente y su entorno. Cuando se aborda de forma profesional y empática, puede generar vínculos de confianza duraderos y ofrecer consuelo incluso en los momentos más difíciles.

Por eso es fundamental que las residencias inviertan en dos pilares esenciales: formación continuada en habilidades comunicativas y seguros de responsabilidad civil adaptados a su realidad. Así se construye una cultura del cuidado integral, donde proteger a quien cuida es también proteger a quien recibe cuidados.

La medicina en residencias no se limita a administrar medicamentos o supervisar constantes vitales. También implica mirar a los ojos, decir lo necesario con humanidad y tener la certeza de que, si algo sale mal, se cuenta con el respaldo adecuado para seguir adelante.

Por Ana Lucía Bastidas, Jefe de equipo de UNITECO en la oficina del Ilustre Colegio de Médicos de Madrid

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