Pérdida de memoria en personas mayores

Reflexión sobre hasta qué punto influyen en la pérdida de memoria en las personas mayores factores sociales y ambientales

Un estudio de la División de Investigación de la Facultad de Medicina de la UNAM, en la ciudad de México, muestra datos que pueden llevar a una interesante reflexión. Los investigadores iniciaron el estudio con personas mayores en situación de abandono o vulnerables que acudían al Hospital

Las diferencias sociales influyen

Ejercitar el cerebro durante la vida es bueno para mantener la memoria en la vejez

General de Xoco por algún accidente o urgencia. Otro grupo diana fue el de los mayores que iban a la consulta externa en un centro de salud para el control de enfermedades crónicas. Uno más fueron los usuarios de una residencia en Copilco, muchos de ellos exacadémicos jubilados de la UNAM con un nivel educativo alto. Por último, se se incluyeron en el estudio a miembros de la Universidad de la Tercera Edad, plantel Mixcoac, que depende del Gobierno del Distrito Federal.

El estudio consiste en aplicar un mismo cuestionario y evaluadores neuropsiquiátricos a un número similar de individuos en cada grupo, unas cien personas en cada uno, y con los datos recogidos analizar si hay factores ambientales externos que influyen en el deterioro las facultades mentales en el proceso de envejecimiento.

El primer síntoma de deterioro general es la pérdida de memoria, luego viene el deterioro cognitivo, para acabar en la demencia senil en sus diversas manifestaciones, siendo la más común el alzhéimer.

Los autores del estudio señalan que, si se mantiene el cerebro activo, se llegará a la etapa de la tercera edad con menor probabilidad de desarrollar este tipo de enfermedades y que, cuando estas aparezcan, será a una edad más avanzada.

No hay duda de que existen factores que no dependen de la voluntad, esfuerzo o cuidado. La aparición de deterioro cognitivo a edades tempranas o en personas de alta capacidad intelectual no es algo excepcional, por lo que no hay que pensar que haciendo gimnasia mental se controla o elimina el riesgo de padecerlo. Sería un mensaje engañoso y que, además, estigmatizaría a quienes padecen estas terribles enfermedades como a personas ignorantes o de baja capacidad. No es así.

Pero es cierto que hay factores que parecen ser ralentizadores de los síntomas y que deben tenerse en cuenta no solo por la población individual, sino por los responsables de la política sanitaria y por los profesionales de la salud en general. Las actividades intelectuales como leer, solucionar problemas matemáticos o crucigramas, jugar al ajedrez o a juegos de memoria y usar las nuevas tecnologías, no cuando nos hacemos mayores, sino de forma continuada a
lo largo de la vida… aumentan la reserva cognitiva y, con ello, la actividad cerebral y sus posibilidades de mantenerse activo.

En este sentido, es importante observar que el nivel de estudios juega un papel fundamental: más años de estudio, más reserva cognitiva y menor probabilidad de deterioro temprano e incluso severo. Otros factores que inciden en su aparición son la dieta, el ejercicio físico, el control de enfermedades crónicas y las redes de apoyo.

En definitiva, aparte de condiciones genéticas personales, o las que médicamente se produzcan, no es en absoluto indiferente, a nivel estadístico, la extracción social, el nivel de estudios y el entorno social en el que las personas mayores se han desenvuelto a lo largo de su vida. Tampoco es una conclusión asombrosa, pero es importante incidir en que todas las facetas de la vida están interrelacionadas, que una educación de calidad y continua, una dieta adecuada, la estimulación de las personas para que utilicen las oportunidades del entorno, etcétera, tienen que ver con la salud de la población en general.

Vamos hacia una sociedad envejecida, y eso es un logro, pues supone que la ciencia, el cuidado, la alimentación.., han conseguido que vivamos más. Pero lo que hay que lograr es que, además, vivamos mejor. No va a serigual un mundo de personas ancianas recluidas en centros geriátricos,olvidadas de sí mismas y recibiendo cuidados asistenciales, que otro en el que las personas mayores sean en gran medida motores de experiencia y de oportunidades, vivan en sus domicilios, en residencias para mayores, en viviendas compartidas, o como ellas elijan. Reducir el inevitable porcentaje de personas que sufran deterioro cognitivo está, por lo que dicen los estudios, en cierta medida, en nuestras manos.

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