Conviviendo de una forma original intergeneracional

Convivencia intergeneracional en HolandaHoy cuando Jurriën Mentink ha vuelto a casa desde la universidad se ha desviado un poco y ha parado en una pescadería para comprar algo que sabe que gustará mucho a su compañera de piso. Seguro que se llevará una buena sorpresa. Ha seguido su camino en bicicleta como cada día, ha llegado ha estudiado un rato y ha preparado una cena especial con una receta que ha sacado de internet.

La sorpresa ha surtido efecto y a su compañera de piso le ha encantado tomar un plato que hacía tiempo no probaba.

Todo esto puede estar pasando ahora mismo en pisos donde viven estudiantes universitarios en muchos países, lo peculiar en este caso es que la compañera de Jurriën tiene 93 años.

Después de pagar, regresa con su bicicleta y regresa a casa. Visitará a su vecino, cenará, tal vez estudiará o se relajará para ver la televisión. Al igual que cualquier otro estudiante universitario.

Mentink es uno de los seis estudiantes que viven en el centro residencial y de atención Humanitas, una residencia de personas mayores de Deventer, en el este de los Países Bajos.

A cambio de 30 horas de trabajo voluntario por mes, los estudiantes pueden permanecer en habitaciones vacías allí de forma gratuita.

Los estudiantes universitarios holandeses gastan un promedio de 366 euros por mes en alquiler, frente a los 341 euros que gastaban en 2012.   La escasez de espacio residencial para estudiantes se está convirtiendo en un verdadero problema en Holanda, cada vez resulta más difícil encontrar donde vivir mientras se estudia.

Mientras tanto, las residencias de tercera edad holandesas se enfrentan a sus propios problemas. En 2012, el gobierno de los Paises Bajos decidió dejar de financiar los costos de atención continuada para los ciudadanos mayores de 80 años que no estuvieran en una situación de “extrema necesidad”.  Esta política llevó a que un número considerable de mayores, que hasta entonces se habían beneficiado de un “cheque servicio” que permitía cubrir la estancia en una residencia de Humanitas, se quedasen fuera y sin posibilidad de asumir los costes.

Otro concepto de residencia de mayores en la residencia de mayores

La respuesta del sector de las residencias, y de Humanitas en concreto ha sido una basada en la flexibilidad y la innovación: poner en contacto dos grupos de personas que tienen en común el necesitar un espacio donde vivir y unos recursos limitados: “Estudiantes y personas mayores dependientes”.

Como parte de su acuerdo de voluntariado, Mentink y los otros estudiantes pasan tiempo enseñando a los residentes nuevas habilidades, como correo electrónico, redes sociales, uso de Skype e incluso el arte del graffiti.

Para los residentes, los estudiantes representan una conexión con el mundo exterior. Cuando los estudiantes llegan a casa de una clase, concierto o fiesta, comparten esas experiencias con sus vecinos mayores.

Existen investigaciones que relacionan la soledad con el declive mental y el acortamiento de la esperanza de vida por lo que una interacción social regular con amigos y familiares mejora la salud en los ancianos. Tener alguien a quien decir “hola”, compartir una broma, comprar pescado sabiendo que a alguien le gustará; Son las pequeñas alegrías de la vida cotidiana que los estudiantes traen a las personas mayores en Humanitas. Aunque no siempre son pequeñas cosas.

Mentink recuerda haber sido despertado en medio de la noche por un miembro del personal. Uno de los residentes había atacado a una enfermera. El residente estaba muy agitado y no conseguían calmarlo.

Una experiencia intergeneracional que da resultados

«Cuando me vio, cambió por completo», recuerda Mentink. «Se relajó instantáneamente.» Mentink había llegado a conocerle le ayudaba con el ordenador. Pasaron el resto de la noche viendo películas en la televisión antes de que Mentink se fuera a trabajar.

El modelo de vida intergeneracional está empezando a ganar popularidad. Desde que Humanitas abrió sus puertas a los estudiantes en 2012, dos residencias de ancianos más en los Países Bajos han seguido el ejemplo. Y un programa similar fue introducido recientemente en Lyon, Francia.

En los Estados Unidos, la comunidad de jubilados de Judson Manor en Cleveland comenzó a aceptar estudiantes de los Institutos de Arte y Música de Cleveland hace varios años. Al igual que en Humanitas, los estudiantes están integrados entre la población residente y tienen acceso a todos los mismos servicios.

Para ganarse la vida, participan en el comité de artes musicales, colaboran con el personal y se ofrecen como voluntarios en los eventos que se van celebrando durante el año.

Un estudiante de Judson entrevistó a cada residente, pasó más de una hora con cada uno, y compiló un libro de recuerdos. Ahora está trabajando en un segundo volumen para incluir a residentes adicionales.

Otro estudiante se hizo tan amigo de un residente que le pidió que le acompañase el día de su boda.

¿Quién se anima a poner en marcha algo así en España?

Ya tenemos un antecedente en el programa intergeneracional Vivir y Convivir que puso en marcha hace años la Fundación de mismo nombre de Caixa Catalunya y que potenciaba que personas mayores con espacio suficiente en sus casas ofreciesen un dormitorio para convivir con un estudiante Universitario. Todavía hoy subsiste el programa en algunos lugares.

Para dar el paso siguiente y acercarnos a la experiencia de Humanitas deberían ser las residencias de tercera edad las que ofreciesen habitaciones a estudiantes, el problema es que quizás en las ciudades en las que hay Universidades no hay demasiadas plazas vacantes en residencias de mayores.

Además habría que superar obstáculos burocráticos como reglamentaciones que impiden que menos de 65 años vivan en residencias pero. ¿Por qué no empezar o ser creativos para encontrar nuevas formas de convivencia intergeneracional?

(Post basado en esta web)

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