Una reflexión sobre el uso de sujecciones / contenciones en residencias

Reflexión sobre el uso de sujeciones en las personas mayores
El uso de sujeciones tanto físicas como químicas en las residencias para mayores, hospitales e incluso en los hogares cuando las personas disponen de ayuda domiciliaria es una de las cuestiones que plantean más dudas. Estas van desde la conveniencia para que la persona no se caiga, se autolesione o lesione a terceros, a las implicaciones éticas que tiene el limitar el movimiento y capacidad de autodeterminación de las personas que están confiadas al cargo de otras y dependen de ellas para su bienestar físico y emocional. Es muy interesante el trabajo que hemos conocido de Inforesidencias de la tesis doctoral que ha elaborado la supervisora del equipo de enfermería de la residencia para mayores Solimar Alzira, M.ª José Wazen y que ha merecido la nota de summa cum laude en su presentación en la Universidad de Valencia. Esta tesis, titulada «Restricciones físicas en mayores institucionalizados.

Algunos factores a tener en cuenta sobre las sujecciones

Prevalencia, factores asociados e impacto sobre la funcionalidad del anciano» analiza más de mil

Uso de sujecciones en residencias

Sujecciones en residencias de ancianos, una práctica a reducir y elimitar.

casos prácticos. El método fue observacional, longitudinal y retrospectivo y estableció dos grupos de estudio, el de los que tenían prescritas las sujeciones el de lo que no. Para comparar el estado físico y cognitivo de los dos grupos se aplicaron los resultados de cinco escalas de valoración: el índice de Barthel para determinar la capacidad funcional, el MEC de Lobo para el estado cognitivo, la escala de Norton para medir el riesgo de úlceras por presión, la escala de Tinetti para el riesgo de caídas y el MNA («Mini Nutritional Assessment») para determinar el estado nutricional. A raíz de los datos, se vio claramente una asociación estadísticamente significativa entre el uso de restricciones y la afección en los residentes y se llegó a la conclusión de que las sujeciones agravan el deterioro de la capacidad funcional, del estado cognitivo y nutricional, aumenta el riesgo de úlceras por presión y no disminuye, sino todo lo contrario, el número de caídas. Ante estos datos, debemos pensar que el uso de sujeciones, que no dejan de ser una grave limitación para quienes están sometidas a ellas, no solo suponen una agresión, sino que los supuestos beneficios que se persiguen con ellas no se obtienen, pues no tienen carácter terapéutico, solo restrictivo para evitar supuestos males mayores, y que tienen consecuencias que plantean, o deberían plantear, un grave dilema ético en quienes las aplican. Es cierto que cada vez más residencias geriátricas de suman a programas comoNo sujetes, de la asociación Dignitas vitae, que ayuda a las residencias a realizar la transición de usar sujeciones a no usarlas con pautas de actuación que dan seguridad a los trabajadores y acompañan en el proceso.

Plataforma Nacional Sin Sujecciones

También está la Plataforma Nacional Sin Sujeciones, integrada por el CERMI, Lares, Dignitas Vitae, Cuidados Dignos, Help Age Internacional, Fundación Pilares, Unión Democrática de Pensionistas (UDP) y el Consejo General deEnfermería, que se constituyó en julio de este mismo año y que aboga por eliminar el excesivo uso de sujeciones físicas y químicas en las prácticas de cuidado que se desarrollan en los entornos sanitarios y sociales con las personas mayores, personas con discapacidad, con enfermedad mental y pacientes en general. Las preguntas que se deberían hacer los profesionales y, desde luego todos nosotros, es ¿qué siente una persona que está atada durante horas a una cama o a una silla?, ¿qué sentiríamos nosotros en su situación? Claro que podemos hacernos trampa a nosotros mismos y argumentar que en los casos graves dependencia o alzhéimer la persona no siente y que se evitan males mayores, pero es un argumento que no es honesto ni aceptable éticamente.

El trato digno debe ser una obligación independientemente de lo que nosotros pensemos que puede sentir o no la persona a la que estamos atendiendo, apoyando o acompañando, la dignidad no depende de el número de años ni del funcionamiento neuronal, es algo que el ser humano tiene por el simple hecho de existir, por lo tanto, de lo que se trata es del derecho a ser tratado con respeto y sin métodos que puedan suponer un menoscabo de su integridad física y psicológica (o sea, sin sujecciones). No es fácil, desde luego. Ante situaciones de agresividad provocadas por enfermedades neuronales o de fragilidad extrema que puede aumentar el miedo a que una caída sea fatal, tomar la decisión de sujetar o no puede entrañar más aristas que las que se plantean en un debate teórico.

Sin embargo, hay residencias y centros geriátricos que tienen el sello de «libres de sujeciones», lo que quiere decir que sí se pueden organizar las actuaciones de las personas de atención directa para que estas se sientan seguras en su trabajo, a la vez que los residentes no están sujetos de manera continuada. España, según indican algunos estudios recientes, es uno de los países de Europa que más utiliza sujeciones en residencias de la tercera edad, frente a Francia o Inglaterra que tiene un uso muy bajo de uso de las mismas. Las comunidades autónomas tienen transferidas las competencias que regulan el uso de estos dispositivos depende de sujeción, por lo que cada una tiene desarrollada su propia normativa. Se hace necesario un compromiso real de las entidades y de la administración para tratar a nivel estatal la cuestión y establecer normas de actuaciones comunes que aborden la formación de las entidades y profesionales, regulen su uso y sensibilicen a la sociedad. Para acceder al Manifiesto de la Plataforma Nacional Sin Sujeciones clicar aquí.

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