marihuana terapeutica en la tercera edad

Hablar del uso de drogas siempre causa cierta polémica. Se suele dividir el tema en drogas legales o ilegales, duras o blandas y terapéuticas o recreativas. Según se enfoque desde un ángulo u otro, las reivindicaciones o las peticiones de restricción de uso varían. Quizá, como muchas de las cuestiones polémicas que afectan a las decisiones de las personas, a su salud o a su autonomía, el fallo esté en abordarlo solo desde un punto de vista, y sea necesario un enfoque plural que, si bien es más complejo de analizar y gestionar, con seguridad será más rico y acertado.

Tenemos claras las drogas ilegales, pero no contemplamos como drogas legales las que más usamos todos y que tenemos en nuestras casa, algunos medicamentos, que van desde afecciones físicas a trastornos del ánimo o deterioro cognitivo. Por esa razón, se hace necesario ampliar el foco y, sobre todo, ampliar la mente y ver con perspectiva el uso o abuso de sustancias catalogadas como legales o ilegales. Una de ellas está bailando entre si se admite o no socialmente y recomienda en unos casos y proscribe en otros. Se trata de la marihuana o cannabis. Vamos a enfocarlo desde el punto de vista de las personas mayores y de cómo su uso puede afectar para bien o para mal su salud o su manera de afrontar el envejecimiento y su inevitable deterioro.

la marihuana terapéutica. Sus pros y sus contras

la marihuana terapéutica. Sus pros y sus contras

No hay datos concluyentes, aunque algunos estudios señalan que en mayores de 65 años es limitado, aunque va en aumento. En Estados Unidos, a personas mayores con dolencias crónicas como neuropatías o artritis, la administración de aceite de cannabis en píldoras supone una mejora de los síntomas, es decir, un notable alivio del dolor y es una alternativa a los analgésicos tradicionales como la morfina. La marihuana está prohibida por la ley federal estadounidense, pero fue legalizada para uso terapéutico en 29 estados en los que se puede adquirir legalmente con ese fin. Según los datos de las persona consumidoras y de sus doctores, la marihuana es menos adictiva y tiene menos efectos colaterales, o incluso son efectos colaterales beneficiosos, como el aumento del apetito en personas con enfermedades como el cáncer o la sensación de bienestar que puede ser fundamental en enfermos crónicos, circunstancia que provoca depresiones y alteraciones graves del ánimo. Se puede considerar que su uso es, en estos casos, medicinal.

Este uso se topa en muchos lugares con dificultades para obtener el producto por cauces legales, hecho que provoca dudas sobre su calidad y seguridad y, por otra parte, con la resistencia de instituciones, administraciones y facultativos. Se cruzan, en efecto, varios debates. Uno es el de si se debe o no permitir el uso de una sustancia que, bajo control médico, redunda en una mejor calidad de vida de los pacientes de edad avanzada. Otro tema no menos importante es el de la autodeterminación de las personas, si alguien quiere consumir marihuana y tiene acceso, no se olvide que en España está penado su cultivo para comerciar, —no para consumo propio—, independientemente de que su uso sea terapéutico o recreativo (esto también es otro debate, pues que sea recreativo, en ocasiones, es muy terapéutico), ¿debemos censurarlo o prohibirlo porque el consumidor es octogenario? Cierto es que, aunque es ha investigado mucho sobre el cannabis y los efectos de su consumo, no hay muchos estudios que se refieran de manera específica alas consecuencias que tiene en la tercera edad. Sin embargo, en Estados Unidos se ha abierto el Centro para la Investigación del Cannabis Medicinal (CMCR) en la Universidad de California en San Diego, en la República Checa se han iniciado estudios y en países como Israel las personas mayores se tratan tratadas con marihuana medicinal durante años.

Las evidencias científicas demuestran la eficacia de la marihuana en del dolor neuropático, espasmos musculares severos asociados con la esclerosis múltiple, pérdida de peso no intencional y el vómito y la náusea provocados por la quimioterapia. También estudios que señalan que ayuda a personas con alzhéimer y otras demencias o con párkinson. Lo que se apunta desde el CMCR es que de lo que se trata es de la dosis, pues la que es segura para una persona de 40 años de edad, puede que no lo sea para una de 80. También se señala que lo mismo que los somníferos o analgésicos pueden tener efectos indeseados en las personas mayores, también al cannabis podría causar confusión y mareo, con lo que se eleva el riesgo de caídas.

Es decir, los dos tipos de terapias, tienen consecuencias, que es probable que no difieran tanto entre sí. También hay centros médicos que apuntan que no hay evidencias claras de que la marihuana sea especialmente útil para las personas mayores, y que puede haber razones para pensar que pudiera ser perjudicial. En definitiva, que no tienen las cosas del todo claras, pero se decantan por una postura restrictiva. Twitear En todo caso, y esto debería llevar a una reflexión, en las residencias para mayores de Estados Unidos se practica la política de «no ver, no preguntar, no comentar», es decir, si los residentes consumen cannabis, lo hacen a nivel particular, no forma parte de su plan de cuidado y, además, es una práctica que se hace de manera discreta. No deja de ser una situación de cierta hipocresía, a la que se une cierto temor por parte de los gerentes de las compañías de residencias de mayores, que esgrimen que quien administre estará terapias puede ser penalizados por tráfico de estupefacientes en algún estado, hecho que no ha ocurrido según datos oficiales de los programas sociosanitarios Medicare y Medicaid. No es un debate fácil, pues se mezclan conceptos médicos con ideologías,creencias, tabús o derechos.

Pero como todos los debates que implican decisiones y derechos, es necesario afrontarlo sin prejuicios ni ideas inamovibles, pues seguramente todas las posturas tienen una parte de razón. En España no se habla mucho del tema, salvo en foros médicos o de cultivadores, sin embargo es importante. Invitamos a los lectores de este blog a dar su opinión y participar con su punto de vista.

Y como final lúdico proponemos ver la maravillosa película inglesa El jardín de la alegría, galardonada con el premio del público del festival de Sundance y la francesa El postre de la alegría, que cuenta en el reparto con Carmen Maura, dos comedias llenas de comprensión y ternura hacia la tercera edad y sus «trapicheos» con el cannabis.

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