¿Datos sobre el COVID19? Podríamos haberlo hecho mejor

Las competencia sobre sanidad en España es algo complicado ya que la parte básica corresponde al Estado pero la prestación de servicios y el desarrollo, dentro de esas bases, es competencia de las comunidades autónomas.  Este sistema genera una especie de «equilibrio inestable» en el que los ciudadanos de cualquiera de las comunidades autónomas tienen esencialmente el mismo derecho  a la sanidad aunque de verdad existan matices.

Una de las consecuencias de la declaración del Estado de Alarma fue que el Gobierno del Estado incrementó su poder frente a las comunidades autónomas en varios ámbitos, entre ellos el de sanidad, y concretamente, a partir de ese momento estableció un sistema de información mediante el cual las comunidades autónomas le debían mantenerle informado sobre contagios, ingresos hospitalarios y fallecimientos (entre otros), generados por el coronavirus.

Como durante las primeras semanas de pandemia los tests para saber si alguien sufría la enfermedad eran escasos, encima existían diferentes tipos de test que medían cosas distintas (algunos detectaban el virus, otros si se habían generado anticuerpos), con diferente nivel de fiabilidad, y, además, para complicar las cosas, los síntomas son variados y aparecen después de unos días de estar «enfermo asintomático» y aún así contagioso, pues resulta que era casi imposible detectar quien moría «por covid-19»  o por otro motivo.

Eso hizo que, desde el principio se pensase que había tres formas de determinar el número de muertos que ocasionaba la pandemia:

– Fallecimientos con test realizado que hubiese dado positivo.

– Fallecimientos con síntomas compatibles con los que genera el coronavirus covid-19.

– «Exceso de fallecimientos», o sea, calculando cuánta gente ha muerto durante esa semana o mes de muchos años anteriores, ¿cuántos muertos más se han producido ahora?.  Ese cálculo es menos basado en la medicina pero tiene mucha lógica.

A las comunidades autónomas se les pidió que informasen de una forma homogénea pero, tal como hemos visto, cada una debió entender las cosas de forma ligeramente diferente, lo que ha generado que desde el Gobierno se hayan tenido que dar muchas explicaciones, como poco, sorprendentes.  El último, el «susto» de la aparición de más de 400 muertos no comunicados a tiempo desde Cataluña.

Parece que al Gobierno en principio no le interesaron demasiado los datos de fallecimientos en residencias de personas mayores  y se concentró más en que se recogiesen los que se producían en hospitales, donde se concentró la actividad diagnóstica con tests.   Como tardaron muchísimo en llegar los tests PCR a quienes vivían y morían en residencias de mayores, pocos fallecimientos allí se consideraron «confirmados».  Tampoco se llevó una contabilidad general sobre el origen de quienes iban al hospital (¿venían de residencias mientras los aceptaron?)

Hablando con gente «de dentro», me atrevo a decir que existe un consenso en el sentido de que la comunidad que mejor ha recogido y comunicado datos ha sido «Castilla León».  De esa sabemos cuántos fallecidos ha habido en residencias públicas y privadas, incluso cuántos llegaron a fallecer en la misma residencia o en el hospital.

El problema es que si no se obtienen todos los datos de forma homogénea, sirven de menos.

Quizás sea por eso que, si voy a la web oficial, no encuentro mención de cuántos fallecimientos se han producido en residencias de mayores.  Curiosamente, para ver algo parecido a información oficial sobre ese tema tengo que ir a la web de una Televisión Pública y mirar una página que se llama Radiografía del coronavirus en residencias de ancianos.

Digo todo esto porque en la revista «The Economist» de esta semana traen un gráfico sobre fallecimientos en España durante la pandemia que, de un sólo vistazo, me ayuda más que lo que me dice el Gobierno.

Fallecimientos corinavirus España

 

La línea de puntos representa cuántos muertos «hubiera habido» sin pandemia, tomando como muestra lo que pasó en años anteriores.  En rojo, las muertes que las estadísticas atribuyen a la pandemia y en gris el resto de muertes.  Parece que el sistema de medición mejora sustancialmente en la tercera semana de abril.

Otro cuadro, al que hice referencia en otro post, trata de fallecimientos en residencias de mayores por Covid19 en diferentes países.

Datos fallecimientos por coronavirus covid 19 en residencias de ancianos

En  éste parece que el 30% de los fallecimientos «confirmados»  se han producido en residencias.  Lo más seguro es que si son «confirmados», es porque estos se refieren a personas que estuvieron en un hospital donde se les hizo el test y del que volvieron a las residencias o, fallecimientos más recientes cuando ya se habían hecho PCR a los residentes.    Para calcular ese 30% la base es que en España, el 10 de mayo se habían producido 31.889 fallecimientos confirmados, pero probablemente el número de casos reales (tal como nos muestra el gráfico del The Economist), fuera mayor.

Vamos a tardar algunos meses o años en saber exactamente lo que ha sucedido poniendo todos los números (espero que en ese proceso tan analítico no olvidemos de detrás de cada «unidad» había una persona con una historia, ambiciones, afectos, defectos y todo lo que nos hace ser persona).  Yo creo sinceramente, aunque quizás me equivoque, que tal como van las cosas, al final estaremos en una cifra del 50% de fallecimientos en residencias sobre el total.

No voy a criticar al Gobierno sobre cómo actuó cuando el mundo se nos venía encima, pero sí propongo que, de cara a la próxima pandemia alguien piense ya en cómo deberían darse los datos  desde las Comunidades Autónomas y cómo deberían publicarse.  Tal como funciona el mundo, cuántos más datos homogéneos más fácil es generar un depósito de «Big Data» en el que un sistema de inteligencia artificial pueda detectar patrones complejos y proponer medidas de prevención que se nos pasarían por alto. ¿No sería bueno plantear ya un sistema Europeo de recogida de datos?

Tenemos que empezar a sacar lecciones de la pandemia.  Esta puede ser una de ellas.

 

Encontrar una residencia de ancianos después de la pandemia

 

 

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