Planes de contingencia ¿Alguien está pensando?

Estoy pasando una semana de vacaciones, aunque sigo en contacto con muchos directores y gerentes de residencias que no han sido tan afortunados como yo y siguen trabajando en este mes de agosto.

En cada comunidad están pasando cosas diferentes, aunque ahora el gobierno, de acuerdo con todas ellas ha adoptado unas medidas que serán comunes y que, esperemos, ayuden a evitar que el rebrote entre con virulencia en las residencias.

Hacer PCRs obligatorios y sistemáticos a nuevos ingresos y a empleados que empiezan a trabajar o se reincorporan eran cosas tan lógicas que sorprende que hasta ahora no se hayan generalizado de forma obligatoria en todas las residencias, aunque muchas ya lo estaban haciendo por iniciativa propia.  Establecer unas limitaciones a las visitas y salidas de la residencia, a pesar de que supone una grave carga sobre la calidad de vida de los residentes, parece un sacrificio que vale la pena tomar cuando la enfermedad vuelve a arremolinarse a las puertas de las residencias.  Aunque lo ideal sería consultar con cada residente y familiar entiendo que el interés común se impone.

Cada residencia de ancianos está generando su plan de contingencia

Cada residencia de ancianos está generando su plan de contingencia

El coronavirus no se genera de forma espontánea, un día llegó en el organismo de uno o varios “pacientes cero” y a partir de ahí se fue expandiendo.  La perversa fase “asintomática” en la que el paciente es contagioso, aunque no sepa que está enfermo ha sido el caballo de Troya en el que el virus ha entrado en nuestros hogares y residencias. Si nadie lo hubiese metido sin querer en las residencias no hubiese entrado.   Antes no lo sabíamos o no teníamos recursos para detectar a los “asintomáticos”.  Ahora sí, por lo que hay que saludar la generalización de los tests de diagnóstico.

En ese aspecto estoy contento porque alguien “ha pensado” en aplicar algo que se sabe funcionará.

Otro aspecto importante en el que creo habría que dar “más pensamiento” es el de los planes de contingencia.  Aquí también me gustaría que hubiese un acuerdo entre todas las comunidades y un texto estatal con unas pautas comunes.  Tan importante es el aspecto de las visitas, las salidas y los tests como el determinar la forma en que las residencias deben prepararse para la eventual escalada del rebrote.

Cada comunidad está dando sus pautas y, aunque están haciendo diecisiete grandes esfuerzos, uno por Comunidad, no sé si de nuevo valdría la pena que pusiesen a las mentes más brillantes de todas las administraciones a trabajar juntas o de forma coordinada para que creasen el esqueleto de un plan de contingencia que sea bueno y realista.  No un plan “excelente/inaplicable” que cubra a las administraciones si finalmente llega el temido rebrote letal, sino uno “suficientemente bueno y razonablemente aplicable”.

Estos días estoy hablando con gente de diferentes comunidades que me explican que según las pautas recibidas deben dejar libres unas cuantas plazas (un 5%, un 10% u otra cifra) y preparar la sectorización de la residencia.  Todas están haciendo un esfuerzo imaginativo mientras en el fondo sienten el rumor de la preocupación por la viabilidad económica del centro.   Algunas residencias, que durante la pandemia tuvieron que cambiar varias veces a personas de habitación saben que eso cambios y confinamientos generaron mucha desorientación y angustia resultando en muchas ocasiones inútiles.   Otra cuestión que preocupa sobremanera es la de la obligación de disponer de una bolsa de trabajo para cubrir bajas en caso de un repunte.   Poner en un documento que se dispone de una bolsa de trabajo no es difícil, que, llegado el momento la gente que está en la misma vaya a trabajar y pueda sustituir a un profesional de baja de forma rápida y ágil es otra cosa.

Los planes de contingencia deben contener un plan de formación y unos protocolos que cubren las necesidades especiales generadas por la pandemia.  ¿Podrán las residencias sustituir a personal de baja si los casos vuelven a aumentar con trabajadores lo suficientemente preparados? ¿Podrá ese personal ponerse a trabajar rápidamente o deberá pasar un proceso de integración y de formación específico?

¿Alguien está pensando en eso?

Tener un almacén de EPIs sólo requiere un espacio y poder conseguir esos equipos.  Conseguir a personal que sepan utilizarlos correctamente es otra cosa.

Conseguir buenos profesionales con preparación y disposición era difícil antes de la pandemia.  El sector de las residencias no remunera a sus empleados como se merecen, y no lo hace porque los precios a los que se venden las plazas (tanto a las administraciones como en el mercado privado) no lo permite.   ¿Cómo vamos a conseguir, si llega el rebrote,  que el suficiente número de personas quiera ir a trabajar en residencias cuando el salario de una auxiliar apenas llega a los 1.000 Euros?

Parece mentira, pero, aunque muchas cosas han ido cambiando, las peticiones que se hacía desde el sector de las residencias en marzo siguen vigentes:

  • Disponer de suficientes equipos de protección para el personal.
  • Ayuda para cubrir las bajas laborales durante la pandemia.
  • Agilizar el testeo.
  • Tener una relación coherente con la administración: un lugar al que informar, un lugar desde el que recibir pautas, un interlocutor con el que comunicarse.
  • Agilizar la atención sanitaria de los residentes, lo que supone la intervención constante de atención primaria en todas las residencias y que quien lo necesite, sea trasladado a un establecimiento sanitario especializado para recibir la atención que precisa.

La idea del plan de contingencia parece pensada para que los residentes, sanos o enfermos, se queden en la residencia.  Si es así, estaría bien que desde las administraciones hiciesen todo lo posible para que desde los poderes públicos se diese respuesta a los cinco requerimientos que ha mencionado.  Sobre todo en lo que a bolsa de trabajo se refiere, las oficinas de empleo autonómica tienen mucha más capacidad de crearlas y que puedan funcionar que cada residencia por su lado.  Alguien debería pensar cómo hacerlo.

Si alguien piensa en eso, seguro que podemos afrontar mejor el eventual rebrote.

Josep de Martí

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