¿Puede ser feliz una persona mayor en una residencia?

Sin rodeos. La respuesta es clara: sí, puede ser feliz una persona mayor en una residencia. Persisten algunos mitos sobre la vida en una residencia y sabemos que una lucha constante del sector geroasistencial es la imagen social de estos centros. Pero la realidad es que muchas personas mayores encuentran en las residencias un entorno que favorece su bienestar, socialización y calidad de vida.

Entendemos por felicidad como ese estado emocional de bienestar y satisfacción que surge cuando una persona se siente plena, segura y realizada, disfrutando de experiencias positivas y relaciones significativas en su vida. Obsérvese que en esta definición general no se atiende a una discrimonación por edad. Es decir, cualquiera a cualquier edad puede ser feliz cuando se dan estas circunstancias.

Por tanto, una persona mayor puede ser feliz en una residencia si encuentra un entorno donde se sienta segura, acompañada y atendida. Lejos de los estereotipos negativos, estos centros pueden ofrecer una excelente calidad de vida y un espacio donde los mayores puedan disfrutar plenamente de esta etapa y sentirse realizados.

En Inforesidencias hemos pensado que le podría interesar descubrir cómo una persona mayor puede ser feliz en una residencia de ancianos y qué factores influyen en su bienestar y calidad de vida.

Factores que contribuyen a la felicidad en una residencia

– Atención profesional y personalizada: Las residencias de ancianos cuentan con profesionales especializados en el cuidado de personas mayores, lo que garantiza una atención adaptada a sus necesidades físicas, emocionales y cognitivas.

– Socialización y vida en comunidad: La soledad es uno de los grandes problemas de la vejez. En una residencia, los mayores tienen la oportunidad de compartir tiempo con otras personas, participar en actividades y sentirse parte de una comunidad activa.

– Actividades y estimulación cognitiva: Juegos, talleres, excursiones, gimnasia adaptada… Las residencias fomentan la actividad física y mental, lo que ayuda a prevenir el deterioro cognitivo y mejora el estado de ánimo.

– Seguridad y tranquilidad: Vivir en una residencia significa estar en un entorno seguro, con atención sanitaria inmediata en caso de necesidad, lo que aporta tranquilidad tanto a los residentes como a sus familias.

– Alimentación saludable y adaptada: La nutrición es clave en la tercera edad. Las residencias ofrecen menús equilibrados diseñados por nutricionistas para garantizar una dieta adecuada a cada necesidad.

La clave: elegir la residencia adecuada

Cada persona tiene necesidades y preferencias diferentes. Por eso, es fundamental elegir una residencia que se adapte a su estilo de vida, valores y expectativas. Factores como la ubicación, el ambiente, las actividades ofrecidas y la atención personalizada pueden marcar la diferencia.

¿Y si una persona mayor no es feliz en una residencia?

Si por las razones que fuera una persona mayor no se siente feliz en su residencia, es importante identificar las causas y buscar soluciones. Algunas opciones incluyen:

  • Comunicación con el personal: Expresar sus inquietudes para que la residencia pueda hacer ajustes en su rutina o cuidados.
  • Participación en actividades: Integrarse en nuevas dinámicas puede mejorar su bienestar y socialización.
  • Apoyo familiar: Mantener un contacto frecuente con seres queridos puede hacer una gran diferencia.
  • Cambio de residencia: Si el entorno no es adecuado, buscar otro centro que se ajuste mejor a sus necesidades.

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