Cohousing vs Coliving. Claves para elegir en la tercera edad

En un momento en que el envejecimiento activo y la búsqueda de nuevas formas de vida cobran protagonismo, el cohousing y el coliving , ya hace algunos años que emergen como alternativas habitacionales donde priman los espacios comunes, la vida compartida y los cuidados. Aunque sus diferencias son notables, especialmente cuando se analizan desde la perspectiva de las personas mayore, ambos modelos promueven entornos de convivencia en los que se desarrollan actividades sociales, se comparten servicios y suministros, y se genera comunidad. Primero, de forma breve, vamos a analizarlos de forma independiente:  

Coliving

El coliving, en su concepción más extendida, responde a ciclos vitales específicos como la emancipación, los periodos de formación, ciertos proyectos laborales o procesos de integración social. Se trata de alojamientos temporales promovidos por empresas o instituciones, y gestionados generalmente por una operadora de servicios que establece el reglamento de régimen interno. Las viviendas no son completas, sino que se organizan en torno a habitaciones privadas con baño (a veces con office), complementadas por una amplia gama de espacios comunitarios: cocinas, lavanderías, salones, comedores o salas de actividades. La comunidad se forma a partir del uso compartido del inmueble y en función de las necesidades detectadas por el mercado, no por una voluntad inicial de convivencia estable.

Algo más conocido, el cohousing

el cohousing, y más concretamente en su modalidad  senior, parte de una lógica completamente distinta. Aquí, la iniciativa no proviene de una empresa, sino de las propias personas que desean envejecer en comunidad. Son ellas quienes impulsan el proyecto, lo gestionan y deciden sobre todos los aspectos esenciales del día a día. Las viviendas son completas, concebidas como primera residencia y se articulan alrededor de espacios comunes diseñados para favorecer el encuentro, la solidaridad y el desarrollo de actividades autogobernadas. Todo con vocación de permanencia, está claro.

Desde el punto de vista jurídico y organizativo, muchas comunidades de cohousing se constituyen como cooperativas en cesión de uso, aunque también pueden adoptar otras formas legales como asociaciones o sociedades limitadas, siempre que el objetivo común sea construir una comunidad sostenible y solidaria. Existen incluso modelos de colaboración público-privada, en los que las administraciones facilitan el acceso a suelo o inmuebles públicos a estos grupos organizados.

Tanto el cohousing como el coliving son respuestas habitacionales innovadoras, centradas en la interacción social y en los cuidados, pero ofrecen realidades muy distintas.

Las diferencias

La diferencia central entre ambos modelos radica, por tanto, en la forma de promoción y gestión: mientras el coliving es promovido y operado externamente, con unas reglas definidas por la empresa que presta los servicios, el cohousing se basa en la autogestión, la cogobernanza y la decisión compartida por sus propios residentes. En el caso del senior cohousing, se persigue una gobernanza participativa y equitativa, en la que todos los miembros toman decisiones de manera consensuada sobre aspectos tan diversos como los horarios, las tareas comunes, la convivencia, las actividades o la relación con el entorno local.

Además, el cohousing senior no solo responde a una necesidad habitacional, sino que se plantea como una solución integral para la última etapa de la vida. Fomenta el envejecimiento activo, permite combinar cuidados voluntarios con cuidados profesionales domiciliarios, y pone en valor la experiencia y sabiduría de sus miembros. Es un modelo que entiende la vejez no como una etapa de dependencia, sino como una oportunidad para vivir de forma autónoma pero acompañada, con apoyo mutuo y sentido de pertenencia.

El coliving puede ser una opción viable para quienes buscan un alojamiento temporal y servicios compartidos con mínima implicación organizativa. El cohousing, en cambio, es una verdadera apuesta por construir comunidad a largo plazo, con autonomía, corresponsabilidad y una fuerte dimensión humana.

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