¿Cuándo es mejor un SAD que una residencia?

Actualmente estamos viviendo una gran transformación en muchos ámbitos de la sociedad, producto de una época muy dura como ha sido la de la pandemia del covid’19 que, si bien no se ha dado por extinguida, si que su gestión ha cambiado mucho, pudiendo retomar una vida prácticamente normal. Pero los efectos en la salud y el comportamiento de las personas se han quedado y han modulado, también el comportamiento de ellas como consumidoras.

Uno de los colectivos más afectados han sido las personas de la tercera edad y personas dependientes. Han sido los grandes damnificados en esta situación que ha puesto sobre la mesa las necesidades reales de la población, así como las carencias existentes en la sociedad para proteger a estos colectivos.

Los estudios a diez años vista nos dan una información realmente alarmante del envejecimiento  que tendrá la población española y de los problemas, no solo de financiación si no de atención a servicios que serán altamente demandados.

Entre los servicios más solicitados por la población están los servicios de atención domiciliaria (o SAD) y las residencias geriátricas. Ambos son servicios que se complementan entre sí y cada vez es más común ver nuevas fórmulas de atención a las personas más asentadas en países del norte de Europa como el coliving o el cohousing o las viviendas para mayores

-Los Servicios de Atención Domiciliaria o SAD, son el conjunto de recursos utilizados para brindar el apoyo y la ayuda necesaria para la persona en su domicilio. Su objetivo, es conseguir la mayor autonomía y calidad de vida durante cualquier etapa vital.

Estos servicios son claves en la atención a personas con dependencia, accidentadas y, sobre todo, de la tercera edad. Y es que cada vez son más las personas mayores que quieren envejecer en sus hogares.

Aunque los primeros pasos del SAD en España inician con la aprobación de la Constitución en el año 1978, al inicio de la década de los 90, aún no habíamos conseguido su implementación en todo el territorio español.

Actualmente, la extensión de la cobertura del SAD, aunque ha sido muy notable en las últimas décadas, continúa siendo insuficiente.

A raíz de la pandemia y debido a los cambios demográficos, la tendencia es avanzar cada vez más hacia un modelo de atención integral centrado en la persona y donde las diferentes disciplinas queden integradas en una asistencia personalizada, global e individualizada en el domicilio.

-El modelo de las Residencias ha evolucionado también junto a la sociedad. Teniendo el mismo punto de partida que el SAD, la atención familiar, con el tiempo tomó relevancia un modelo orientado a la eficiencia organizativa de unos cuidados en una residencia comunitaria con programas y servicios orientados a cubrir las necesidades de salud de las personas mayores en un espacio preparado para tal efecto.

Siempre habrá una demanda de estos servicios ya que a pesar de que mucha gente quiere envejecer en casa, el modelo residencial geriátrico es un modelo que soluciona un problema y lo hace invisible.

En pandemia, también, han salido mucho en los medios de comunicación la situación de personas mayores en residencias donde la Covid se transmitía muy rápidamente y que a pesar del buen hacer de sus profesionales han hecho tener a sus familiares en vilo.

Al igual que ocurre con los servicios de atención domiciliaria, existe una evidente falta de plazas privadas y públicas y financiación por parte de las administraciones.

Por qué escoger contratar servicios de asistencia domiciliaria?

Los servicios de asistencia domiciliaria aseguran una atención personalizada y constante a la persona. Son servicios flexibles que se adaptan en cada momento a las necesidades que puedan surgir, tanto de la propia persona, como de sus familiares o del entorno.

Pere Solanellas, director general de Asisted y autor del artículo

Otro beneficio fundamental es que la persona permanece en su hogar y rodeado de sus seres queridos (familiares, amistades, vecinos, mascotas,…). Conserva sus recuerdos materiales que le unen a su historia de vida y que le dan sentido permitiéndole continuar desarrollando su proyecto de vida, siendo ella misma o sus familiares (en el caso de demencias o enfermedades mentales) quienes fijan los objetivos de vida en cada momento, asegurando su bienestar físico psíquico y emocional.

El servicio de asistencia domiciliaria (SAD) permite atender de manera individual, integral e integrada a la persona en su propio entorno de la mano de profesionales y especialistas que velan por su salud y bienestar, asegurando la calidad de vida, no solamente de la persona sino también de la familia.

La presencia de un asistente también puede ser beneficiosa en el caso de personas dependientes que viven solas, porque genera un vínculo que va más allá del servicio; Supone una compañía que evita la soledad, el aislamiento y el sentimiento de abandono, promoviendo la independencia y autonomía del asistido.

Por último, el SAD puede dar respuesta de manera inmediata, flexible y personalizada a cualquier necesidad que surja, en cualquier momento, respetando y asegurando la privacidad, la individualidad, la personalidad, así como la propia voluntad de la persona.

Es una realidad que son muchos los retos que se le presentan al SAD, los principales son: el reconocimiento, la equiparación profesional a través de la formación de sus asistentes y la propia dignificación de la profesión.

Desde ASISTED acompañamos y orientamos a la persona y a las familias que se encuentran en alguna situación en las que hay la evidencia de una enfermedad neurológica, degenerativa y mental avanzada, ofreciéndoles una atención personalizada y cercana, durante la toma de decisiones en pro de poderles asegurar los mejores cuidados sanitarios y/o clínicos que precisen.

Autor del articulo: Pere Solanellas, director general de Asisted y autor del artículo

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