¿Qué son las AVD (actividades de la vida diaria) cuando hablamos de dependencia?

Las AVD, o actividades de la vida diaria, son las tareas esenciales que una persona necesita realizar para cuidarse a sí misma y mantener su autonomía en el día a día. Estas actividades suelen ser las más afectadas en casos de dependencia, especialmente en personas mayores o con discapacidad. En Inforesidencias.com hemos pensado que podría ser de utilidad conocer qué son las AVD (actividades de la vida diaria) cuando hablamos de dependencia.

Bueno será, entonces, conocer cuáles son estas AVD y las implicaciones que conlleva no poder realizarlas por sí mismo. Aunque hay quien incluye más, las principales son:

  1. Higiene personal: bañarse, lavarse las manos y el rostro, y mantener la limpieza general del cuerpo.
  2. Vestirse y desvestirse: ponerse y quitarse ropa de manera adecuada.
  3. Alimentación: capacidad para comer y beber, aunque puede incluir la necesidad de que los alimentos estén preparados por alguien más.
  4. Control de esfínteres: mantener la continencia urinaria y fecal o gestionar el uso de pañales.
  5. Movilidad funcional: levantarse de la cama, sentarse, acostarse y desplazarse dentro del hogar.
  6. Uso del baño: ir al baño y gestionar necesidades higiénicas asociadas.

La evaluación de las AVD básicas es clave en el ámbito de la dependencia, ya que ayuda a determinar el grado de autonomía de una persona y la cantidad de apoyo que necesita en su día a día. Por ejemplo, en un cohousing para personas mayores válidas, se espera que los residentes puedan realizar estas actividades sin necesidad de asistencia constante.

Sin embargo, si alguien ya no puede realizar las AVD, podría necesitar un entorno más asistencial o servicios adicionales dentro de la comunidad, como un servicio de ayuda al domicilio o una residencia para personas mayores.

Cuando una persona no puede realizar las actividades básicas de la vida diaria se considera que tiene un grado de dependencia. Como decimos, esto significa que necesita ayuda de otras personas, dispositivos o servicios para cubrir estas necesidades esenciales. La situación puede tener diversas implicaciones, como:

1.- Impacto en la calidad de vida

  • Pérdida de autonomía: La persona depende de familiares, cuidadores o personal especializado para su cuidado.
  • Aislamiento social: La dificultad para movilizarse o mantener la higiene personal puede limitar su interacción con otras personas.
  • Bienestar emocional: La dependencia puede generar frustración, vergüenza o sentimientos de inutilidad.

2.- Requerimientos de apoyo

  • Cuidados informales: Apoyo brindado por familiares o amigos, que puede ser emocionalmente y físicamente exigente.
  • Cuidados profesionales: Servicios de ayuda a domicilio, cuidadores profesionales o ingreso en residencias especializadas.
  • Adaptaciones del entorno: Uso de ayudas técnicas como andadores, grúas o sillas de ruedas, así como modificaciones en el hogar (baños accesibles, rampas).

3.- Evaluación del grado de dependencia

  • En muchos países, las personas son evaluadas para determinar el nivel de ayuda que necesitan. Dependiendo del grado de dependencia (leve, moderada o severa), pueden acceder a servicios específicos o beneficios sociales.

4.- Prevención y rehabilitación

  • En algunos casos, la pérdida de capacidad en las ABVD puede mejorar con rehabilitación, fisioterapia o intervenciones médicas.
  • Programas de prevención, como ejercicios físicos regulares y nutrición adecuada, pueden retrasar la aparición de la dependencia en personas mayores.

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