Residencias de tercera edad en Tailandia para mayores europeos

Tailandia es un país conocido por sus idílicas playas y su buen tiempo como un paraíso para los turistas. Desde hace ya unos años, también empieza a sonar como destino para personas mayores en busca de residencias de tercera edad asequibles.

¿Quién va a residencias de tercera edad en Tailandia?

Alemanes y suizos son los principales clientes de geriátricos con servicios médicos y de atención que en su país no se podrían permitir, aunque no faltan franceses e incluso algún español entre la clientela de estos nuevos centros de lujo asequible para mayores. Estamos hablando de países ricos en los que los sistemas de protección y servicios sociales deberían cubrir las necesidades de los mayores. Pero el coste de las residencias en los países de origen hacen que ancianos con enfermedades con párkinson avanzado, demencia o alzhéimer, que precisan de atención continuada, no puedan sufragar sus propios cuidados y ellos, o sus familias, opten por trasladarse a sitios tan lejanos como Tailandia, donde por un coste que se pueden permitir disponen de entornos lujosos, una persona a su lado las 24 horas del día si hace falta y de todo cuanto se precise. El precio de una residencia de esas características puede ser del equivalente de 2.000 Euros al mes.  Aunque también existen lugares para personas sin necesidades de atención especiales por unos 1.300€ al mes.

Enfermeras 24 horas al día y atención constante por 2.000 Euros al mes pero muy lejos de casa

Enfermeras 24 horas al día y atención constante por 2.000 Euros al mes pero muy lejos de casa

En muchos casos, los tratamientos y estancias cuestan en Tailandia la mitad de lo que costarían en Alemania o Suiza. Cierto es también que en sistemas de protección donde priman los seguros médicos frente a la seguridad social, estos, en la mayoría de los casos, no hacen frente a la totalidad de los gastos que supone una persona que precisa ayuda extensa y específica. Por otra parte, muchos se plantean que por el mismo precio o menos que en país de origen, disponen de unos lujos que no podrían permitirse si se quedaran.

Ante esta situación y tendencia, no viene mal hacer una reflexión acerca de los servicios que se prestan, de las preferencias de las personas mayores cuando llega el momento de elegir quién les cuida y cómo, de las posibilidades económicas de nuestros mayores y sobre todo, de cómo es que en nuestro estado de bienestar las personas prefieren irse a miles de kilómetros, lejos de familia y amigos, a vivir sus últimos días, pues en algunos casos están en fases avanzadas de deterioro o enfermedad.

¿Por qué ir a una residencia tan lejos?

Entre las razones que alegan, la principal es la económica, que la relación entre lo que se paga y los servicios que se reciben hacen que merezca la pena la distancia, tanto en personas sanas como en las que presentan deterioro. Otras veces es una decisión voluntaria ante desarraigo, conflictos familiares, deseo de alejarse… y múltiples razones personales que hacen que la distancia se vea como algo deseado. Lo cierto es que se está ante una nueva realidad económica que debe contemplarse: las residencias de lujo low-cost para mayores en países como Tailandia están abriendo un mercado que hace que el turismo, aún siendo el motor económico principal, empiece a diversificarse y a abrirse a esta oferta residencial gerontológica para europeos de países ricos, que ven una oportunidad de una vejez de lujo en entornos idílicos con una cultura de respeto y cuidado a los mayores muy arraigada, alojamientos excepcionales, hasta tres cuidadores por persona para acompañarla en todo momento, piscina, masajes, atención sanitaria… que con sus seguros médicos privados o con los servicios que ofrecen las administraciones en Europa no se podrían permitir.

No todo es de color de rosa

Pero no todo es de color de rosa. La mayoría de las personas mayores no vuelven a sus países de origen, ni siquiera de visita y, como mucho, reciben de tarde en tarde a la de algún familiar, lo que produce en muchos una fuerte sensación de desarraigo. Por otra parte, no faltan en Europa voces críticas que señalan que mandar a las personas mayores, sobre todos si son dependientes, a estos países son una suerte de «exportación de ancianos» que alivia la carga social de unos países con una población envejecida en constante crecimiento.

Los diferentes artículos y noticias que hemos leído suelen plantear pocas pegas aunque existen algunas que parecen importantes. ¿No es relevante la barrera del idioma?  ¿Y la comida?  En Suecia en un viaje de Inforesidencias visitamos la residencia «La Casa» para mayores que tienen en común que hablan español y donde ponen especial atención en que la comida sea «significativa».  ¿Cocinan en Tailandia una comida que sea significativa para alguien de Zurich y le hablan en su idioma?

 

Dejando a parte las preferencia personales de quienes deciden que desean estar en una residencia en un país lejano, es importante plantearse la cuestión de que los costes del cuidado de una persona con alzhéimer, demencia u otra enfermedad que precise atención permanente no puede ser una carga para las familias de tal peso que las obligue a preferir tener a su padre o a su madre en un sitio donde no podrán visitarlos, donde el idioma es una barrera, donde se vive en un pequeño gueto y no se tiene un control sobre los cuidados que se reciben o el trato que se dispensa. En España no es una práctica muy habitual pero, en este mundo globalizado, es de esperar que surja esta tendencia de manera más visible. En ese caso, se deberá estar atento a las causas de esta «migración forzosa» y a la atención que reciben personas expatriadas que son muy vulnerables.

¿Habría sector en España para competir con Tailandia?

Con los precios que aparecen en las diferentes web a que estamos citando parece que no muchos españoles acabarán yéndose tan lejos ya que por un precio parecido pueden tener unos servicio sde calidad y seguir contando con la sanidad pública.

Como al rededor del 60% del coste de una residencia de mayores corresponde al personal y éste es más bajo en España en comparación con Suiza o Alemania.  ¿Sería posible atraer hacia aquí a una parte de estas personas mayores ofreciendo unas residencias de calidad con un precio más competitivo del que obtienen en su propio país?  En principio parece algo fácil pero no debe serlo ya que muchos lo han intentado y aún así sigue sin existir un verdadero sector especializado en la atención a jubilados extranjeros.

 

Noticia sobre residencias de tercera edad en Tailandia en un periódico Inglés.

Ejemplo de una residencia de mayores en Tailandia enfocada a mayores europeos y estadounidenses.

Comentarios cerrados.