Las anemia en las personas mayores

Las anemias generalmente se diagnostican con pruebas de laboratorio y desafortunadamente pocas veces son tratadas, solo cuando se presentan síntomas y signos es como se lleva un tratamiento, por ejemplo en hemorragias. Las personas mayores son más propensas a padecer anemia ya que por la edad, soledad, aislamiento, falta de compañía, dependencia, situaciones económicas precarias, tratamientos con medicamentos que quitan el apetito, dietas monótonas, enfermedades o falta de piezas dentales entre otras, son factores que ayudan a que se presente una anemia y aunque sean una anemias leve pueden ser un factor que predispongan a la fragilidad del anciano.

Se puede definir a la anemia como un descenso de la concentración de hemoglobina en sangre por debajo de parámetros establecidos, en hombres los límites son de 13g/100ml y en la mujer de 14g/100ml. La anemias también va acompañada de una disminución de hematocrito y en ocasiones de glóbulos rojos

anemia en personas mayores

Con la edad aumenta las probabilidades de padecer anemia, así por ejemplo en las edades de 65 a 70 años entre un 5 y un 10 % la padece y a partir de los 80 años entre el 15 y 20 % pero a mayor fragilidad de las personas mayores ya sea por enfermedad o soledad u otros, el porcentaje incremente de un 48 a un 60% según datos del Geriatrics Reserch Consortium y del Beverly Healthcare Data Warehouse.

Los síntomas de la anemia son fatiga, sensación de debilidad, cansancio, piel pálida lo mismo que las mucosas, disnea y taquicardia sobre todo cuando se realiza algún ejercicio, fiebre, perdida de peso y sudación nocturna, glositis, alteración del gusto, apatía, irritabilidad, perdida de memoria, somnolencia, trastornos visuales y deterioro cognitivo.

Dentro de las anemias, la más común en personas mayores es la anemia de tipo hipoproliferativo la cual se debe a la poca disponibilidad del hierro y la asociada a las enfermedades crónicas asociadas a la inflamación, en ambas situaciones cuando se corrige la enfermedad mejora el estados de salud del anciano.

Afortunadamente las residencias geriátricas cuentan médicos, enfermeras y nutricionista encargados de vigilar la alimentación, la cual debe adecuarse a las necesidades de los usuarios, en cantidad, calidad, variedad, gustos y preferencias, textura, colores, zona geográfica y costumbres. Las residencias geriátricas tienen más control de los ancianos y el consumo de los alimentos y de horarios, así por ejemplo vigilan que consumen las cantidades adecuadas de alimentos, si existe algún problema con su dentadura, si degluten bien el alimento, el tipo de enfermedades que padezcan, así como la actividad física que en un momento dado realicen.

Existen más probabilidades de anemia en las personas mayores que viven solos o comen solos, que en los ancianos que asisten a centros de día, residencias geriátricas o que viven con la familia y comen en compañía. Las auxiliares de ayuda a domicilio también son quienes pueden vigilar más, ya que son quienes están en contacto directo con la persona mayor r en su hogar.  Si las personas de la tercera edad bien alimentadas son menos vulnerables y por lo tanto menos propensas a infecciones, además ante la presencia de una enfermedad su respuesta de mejora será más rápida.

Es muy importante realizar una analítica antes de buscar una residencia de ancianos ya que se puede descubrir si existen necesidades especiales.

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