Jugar contra el deterioro cognitivo

Vivir más años tiene una cruel contrapartida: el aumento del número de personas afectadas por enfermedades neurodegenerativas. Es una cuestión natural, pues son enfermedades que, normalmente, aparecen en el último tercio de la vida y, hasta hace no mucho, la esperanza de llegar a esos años era mucho menor. Es decir, el envejecimiento de las sociedades tiene que ver con el aumento del la esperanza de vida, y ese aumento conduce a que se incremente la población que presenta deterioro cognitivo.

Numerosos grupos de prestigiosos científicos están trabajando para paliar los efectos de estas enfermedades, retrasar su aparición y, en última instancia, curarlas. Pero es un gran reto en el que todos estamos involucrados, pues cada vez hay más evidencias de que llevar una vida activa social e intelectualmente es una herramienta poderosa para retrasar y, en su caso combatir, los efectos de las estas enfermedades.

Esta herramienta se resume en una palabra que forma parte del ser humano desde su nacimiento: jugar. El juego es el principal vehículo de aprendizaje y socialización y permanece durante toda la vida.

El juego y sus posibilidades terapéuticas es un tema que tratamos hace poco en nuestras noticias. Entonces hablamos de que ayudan a prevenir las enfermedades neurodegenerativas en personas sanas y a desacelerar su avance en las fases primeras e intermedias de las mismas.

Las razones del éxito del juego como herramienta terapéuticas son que forma parte de nuestra naturaleza, provoca endorfinas y procura bienestar, por lo que no cuesta practicarlo ni se ve como una imposición. Los juegos de memoria e ingenio son claves para reforzar las neuronas de las personas con deterioro cognitivo y hoy las nuevas tecnologías nos abren un mundo de posibilidades con un golpe de clic o con la descarga de una aplicación. Sin desechar, por supuesto, clásicos como parchís, cartas, bingo o ajedrez.

Los juegos interactivos muchas veces tienen la posibilidad de combinar también ejercicio físico o baile, permiten jugar con personas que no están físicamente al lado y son muy atractivos. Los tradicionales refuerzan relaciones sociales cercanas y tienen un valor emocional y de recuerdo que los hacen imprescindibles.

deterioro cognitivo

Tenemos que reconocer que no tiene nada que ver que un terapeuta ponga delante de nosotros en la mesa una lámina fotocopiada para enlazar conceptos y unos rotuladores, a tener un dispositivo con un colorista juego de enlazar conceptos que por cada uno que haces bien suelta un alegre sonido y sale un cartel con ¡BRAVO¡ en la pantalla. El concepto es el mismo, enlazar conceptos, pero el medio y el enfoque es radicalmente distinto: uno es un ejercicio para no perder la memoria que me dice que lo tengo que hacer para no ponerme peor, y el otro es un juego que me refuerza la autoestima cada vez que lo hago bien. Está claro que el segundo tendrá más éxito y conseguirá mejores resultados que el primero, para un mismo objetivo compartido.

En los centros y residencias para mayores se programan actividades y los terapeutas plantean ejercicios de estimulación y destreza. Son importantes, exigen un esfuerzo yeso en su medida es positivo.Por eso lo adecuado es no quedarse en hacer terapia y que se note que se hace, es importante ir más allá y plantearse que en todas las edades «la letra con diversión entra».

Solemos en Inforesidencias dar cuenta de acciones que procuran gran bienestar a las personas mayores y muchas de ellas giran alrededor de compartir experiencias lúdicas que, sin que los participantes las perciban como tal, son poderosos estimulantes de lamente. Algunas de las más interesantes son las que se comparten con niños, como la organización de encuentros donde los mayores enseñan a los pequeños juegos tradicionales, y las que aúnan la estimulación mental con la socialización, por ejemplo los videojuegos interactivos, que permiten a los abuelos pasar buenos ratos con sus nietos aunque vivan a miles de kilómetros de distancia y que son poderosos estimulantes de la atención y de la capacidad de reacción.

Una pista nos la dan las actividades que eligen las personas mayores cuando pueden hacerlo. En los centros de mayores, centros culturales o asociaciones de jubilados, lo juegos de mesa no han perdido vigencia, pero cada vez más se reclaman más cursos que tienen que ver con habilidades mentales: informática, idiomas, pintura…; físicas: yoga, natación…; o que implican socialización en entornos diferentes: senderismo, visitas culturales, participar en un coro… Es decir, de manera natural, las personas pedimos mantenernos física y mentalmente activas a través de actividades lúdicas que nos provocan bienestar.

Esto que se plantea para personas sin deterioro cognitivo como prevención, debe ser obligatorio para aquellas que presentan síntomas del mismo o tienen ya la enfermedad avanzada. Con las adaptaciones pertinentes al momento de la enfermedad y ajustadas a sus preferencias, se pueden seguir manteniendo actividades que son muy valiosas para las personas, pues les permiten seguir disfrutando de lo que ha formado parte de sus aficiones, es decir de su personalidad.

Los talleres son otra manera de realizar de manera lúdica ejercicios y terapias. Los talleres de costura y labores sirven para fortalecer relaciones sociales, trabajar la psicomotricidad fina, ejercitar la memoria y fortalecer la autoestima al obtener un resultado tangible. Los talleres artísticos: teatro, coros, pintura, manualidades…además de lo anterior tienen un componente de realización personal importante. Los talleres de escritura sirven para poner en valor la propia experiencia vital. Las tardes deWii y videojuegos son un acercamiento extraordinario y divertido al mundo de las nuevas generaciones.

Como comentamos en el artículo al que hemos hecho referencia, el juego no va a hacer que la enfermedad se detenga, pero sí ayudará al bienestar dela persona que la sufre y a que la memoria funcional se conserve más tiempo, pues al mantener la mente ejercitada, las neuronas están mejor comunicadas, por lo que se pueden mantener y mejorar algunas habilidades como la atención, ciertas capacidades motoras o estimular recuerdos.

No dejemos nunca de jugar, si lo hacemos, lo que nos jugaremos será nuestro bienestar presente y futuro.

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