Las personas mayores en otoño

El otoño es una estación en la que el descenso de las temperaturas, el acortamiento de los días, los cambios en el entorno con la caída de las hojas, la lluvia, etc. hacen que muchas personas se sientan melancólicas y bajas de tono. Sin embargo, es también la época de la cosecha, del inicio de los guisos contundentes y de la oportunidad de reuniones alrededor de una mesa con café o chocolate caliente. Para todos, pero especialmente para las personas mayores en otoño, es también el momento de prepararse para el invierno.

Es cierto que el otoño es el momento en el que se empieza a hacer complicado (o a dar mucha pereza) salir de casa o de la residencia por el descenso de temperaturas, a las que las personas mayores son especialmente sensibles. También es una época propensa a agravar estados depresivos o a que aparezcan complicaciones en enfermedades crónicas. Incluso, para algunas patologías como el alzhéimer u otro tipo de deterioro cognitivo, puede ser dificultoso acostumbrarse a la transición del calor al frío y a la falta de luz solar, que obligan a cambiar rutinas y horarios. Sin embargo, también se puede plantear el otoño otra la perspectiva y convertirlo en una oportunidad para socializar, iniciar actividades y hacer proyectos, dedicar rato a la lectura. Para lograrlo, solo se tiene que estar atento y seguir unas pautas saludables que permitirán a los mayores afrontar el invierno de manera saludable y con buen ánimo.

También es un buen momento para ponerse en marcha y retomar las actividades que se dejaron aparcadas por el calor o bien para empezar otras nuevas. Una de las primeras precauciones que deben tener las personas mayores en otoño a partir de los  60 años, sobre todo las que padecen enfermedades crónicas, es vacunarse contra la gripe. Hay que estar atento al calendario y acercarse al centro de salud. También es conveniente que se vacunen las personas que están en el entorno o al cuidado de los mayores.

El otoño, además de la gripe, es propicio para otras enfermedades respiratorias. Para evitar el contagio, las medidas básicas de los mayores y su entorno son: lavarse las manos con frecuencia o cada vez que se considera necesario, taparse la boca y la nariz con un pañuelo de papel al estornudar o toser y desecharlo inmediatamente después, si se tiene alguna enfermedad respiratoria salir a la calle con una mascarilla, ventilar las habitaciones abriendo ventanas y no compartir vasos, cubiertos, toallas y otros objetos susceptibles de propiciar contagios.

Otra medida en practicar ejercicio físico adecuado a las posibilidades de cada persona. En vez de quedarse en casa por que hace frío, el mejor propósito es aprovechar el inicio del curso para apuntarse a un gimnasio o a las actividades deportivas y de mantenimiento de los centros de la tercera edad.

personas mayores en otoñoEs muy importante mantener un nivel de fuerza y de masa muscular óptimo para evitar caídas que provocan fracturas. También con la actividad física y el trabajo de fuerza muscular y de impacto se puede mejorar la osteoporosis.

En definitiva, se trata de combatir el sedentarismo que supone un factor de riesgo cardiovascular y, de paso, fomentar la socialización. Unir ejercicio físico y ocio es una excelente manera de enfrentarse al otoño y el invierno disfrutando con actividades como natación, baile, taichí, yoga, grupos de marcha, pilates, etc.

En cuanto a la alimentación, deben hacerse al menos cinco comidas diarias. El desayuno es fundamental y por la noche las cenas deben ser ligeras y de fácil digestión. No hay que dejar mucho tiempo entre comidas y conviene seguir atentos a la hidratación, pues al no sentir calor, se tiende a estar menos pendiente de beber lo necesario; zumos, sopas e infusiones son grandes y apetecibles aliados. Debemos aprovechar que es tamos en época de tomates, arándanos, que empiezan los cítricos y que es el momento de potajes y legumbres.

Para combatir el aislamiento y la tristeza que propicia la falta de luz y el descenso de temperaturas, las personas mayores en otoño pueden aprovecharse las oportunidades que ofrecen las aulas de mayores y las excursiones y viajes que se organizan desde distintas administraciones y entidades. El comienzo del curso es el inicio de multitud de actividades para todos los gustos y necesidades. Están desde los que se organizan en los centros de mayores hasta las distintas ofertas de formación que ofrecen muchas universidades a través de las aulas para mayores con programas específicos. Los cursos, de lo que más agrade (bailes de salón, pintura, talleres de escritura, cultura general…), y las excursiones son la mejor manera de combatir la soledad y de conseguir un envejecimiento activo y saludable.

Para algunas personas, el otoño es la vuelta al centro de día. Esta circunstancia permite una vuelta a rutinas que resultan saludables y también son una oportunidad de relaciones, además de realizar actividades adecuadas a las necesidades de cada uno. También puede ser un buen momento para que las personas jubiladas aporten su tiempo y experiencia. Otoño puede ser una ocasión para implicarse en proyectos solidarios o iniciarse en tareas de voluntariado. Las personas mayores son un gran activo social que debe ser aprovechado y es el momento de apuntarse a tareas que supondrán una satisfacción personal y una oportunidad de relaciones y conocimientos con personas de distintas edades y con distintas circunstancias.

En definitiva, cada estación tiene cosas buenas y malas pero para las personas mayores en otoño puede ser una época de oportunidades y es la ocasión de preparar un invierno lleno de salud y de experiencias enriquecedora.

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