Comunicación del fallecimiento de un ser querido y duelo

Ya hacia unos pocos meses que no nos escribían nuestros amigos de los centros de día Stima, En esta ocasión nos han escrito para hablarnos de algo que lamentablemente en estas últimas semanas sucede con más frecuencia debido al Coronavirus. Nos referimos a la comunicación del fallecimiento de una persona a sus familiares y el duelo posterior

En las últimas semanas estamos viviendo una emergencia sanitaria muy preocupante debido al coronavirus COVID-19. Se está viendo como el sector más afectado, por ser el más vulnerable y por la existencia de enfermedades previas, es de la tercera edad.

Al sufrimiento e incertidumbre previos por hacer frente al coronavirus, le sucede, en muchos casos, cómo comunicar la triste noticia del fallecimiento del ser querido. Para ello se deben seguir unas pautas que ayudan a transmitir la mala noticia:

– Buscar un entorno adecuado, tranquilo y privado.

– Ser concreto y preciso a la hora de comunicarlo. No dar más detalles de los necesarios.

– Adaptar el discurso, si la persona a la que le transmitimos el fallecimiento presenta deterioro cognitivo.

– Siempre llamar al fallecido por su nombre, para evitar confusiones.

– Evitar “frases típicas”. Expresarse de manera personalizada.

– Escuchar siempre a la persona. Debemos dejar que se exprese, que muestre sus emociones. Transmitir empatía y acercamiento.

– Seguir interesándose por la persona, pasados los días.

Debemos tener en cuenta que, si la persona a la que le transmitimos el fallecimiento del ser querido padece deterioro cognitivo, además de adaptar el discurso, también es probable que este acontecimiento lo olvide en algunos momentos, y, por lo tanto, pueda preguntar e insistir por la ausencia de su familiar. En este caso se le debe volver a comunicar el fallecimiento del ser querido de la manera más sencilla y precisa posible. Es importante tener en cuenta cómo reaccionó la vez anterior, para adaptar aún más el discurso si fuese necesario.

Otro tema importante a tratar es el duelo que continúa a la pérdida del ser querido. Se pueden diferenciar diferentes etapas:

– Negación. Rechazar la realidad de la situación. Es importante que esta etapa no se alargue en el tiempo, para que el duelo pueda continuar.

– Ira. Sentimiento de rabia, injusticia, dirigido hacia la situación, uno mismo o los demás.

– Negociación. Son pensamientos irracionales, en los cuales se intenta negociar con algún poder superior para evitar la pérdida.

– Depresión. Sentimiento de tristeza, vacío, dolor, incertidumbre, irritabilidad ante la situación. Indica que se está comenzando a aceptar la pérdida.

– Aceptación. El doliente comienza a aceptar esa pérdida, comprendiéndola y entendiéndola como parte de la vida.

fallecimiento familiarNo todas las personas pasarán necesariamente por todas las etapas. La duración del duelo es variable dependiendo de características personales. Lo que distingue el duelo normal del patológico es la fase en que la persona se queda bloqueada impidiendo la elaboración de ese dolor.

Probablemente, las personas que han perdido a su ser querido debido al Coronavirus, y las circunstancias de la despedida, pueden dar lugar a que el duelo no se desarrolle de manera normal.

En los duelos no resueltos las sensaciones, en lugar de producir cambios para ir avanzando en las diferentes fases, lo que hacen es paralizar el curso del duelo normal. Se pueden manifestar diferentes tipos de duelo:

– Duelo anticipado. La persona es consciente que va a vivir dicha pérdida de modo irremediable dentro de un corto periodo de tiempo, por lo que empieza a experimentar todos los procesos psicológicos de modo anticipatorio. Es característico en personas las cuales tienen familiares con enfermedades en fases terminales.

– Duelo crónico. Se caracterizan por ser personas prácticamente incapaces de rehacer su vida, sino que, se quedan completamente anclados en el pasado. Su vida gira en torno a la persona fallecida.

– Duelo ausente o retardado. Se niega el fallecimiento de la persona con la que sé esta afectivamente vinculada a causa de una esperanza infundada de retorno.

– Duelo pospuesto. Las personas que han sufrido una pérdida no dan signos de dolor o afectación durante las fases iniciales del duelo. Se considera que la persona ha visto sus emociones embotadas, presentando una dificultad para expresarlas y para reaccionar a dicha pérdida.

– Duelo distorsionado. Se manifiesta en los individuos que la sufren como una desproporcionada reacción hacia la pérdida.

– Duelo enmascarado. La persona que ha sufrido la pérdida comienza a desarrollar ciertos síntomas (somatizaciones), que provocan dificultades y sufrimiento, sin embargo, estos no son asociados, como tal, a la pérdida del ser querido

– Duelo psiquiátrico. Caracterizado por un agotamiento nervioso, síntomas histéricos, obsesivos y maníacos.

En ocasiones el impacto inicial es tan grande, el bloqueo se hace tan fuerte y las emociones se vuelven incontrolables hasta llegar a incapacitar a la persona para afrontar el día a día. En esas ocasiones la medicación es un recurso que se puede tener en cuenta, siempre controlada por el médico y durante un periodo de tiempo limitado. No obstante, es importante no recurrir a la medicación como huida, debido a que, si recurrimos a la sobre medicación y de manera duradera en el tiempo, estaremos bloqueando el proceso natural de duelo.

Finalmente, debemos entender el duelo como un proceso normal, doloroso y largo…pero pasajero.

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Artículo escrito por:

Elena Sánchez Sánchez.

Coordinadora de Neuropsicología de los centros de Día Stima Mayores

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