Discriminación por edad

El edadismo es la discriminación hacia una persona o grupo de personas por motivos de edad. En este caso, hablamos de cualquier edad, aunque es más frecuente encontrar conductas discriminatorias hacia las personas adultas mayores (viejismo).

Existen cantidad de estereotipos hacia las personas adultas mayores, los cuales, nos generan prejuicios hacia ellas y, por ende, comportamientos discriminatorios como el viejismo.
Algunos de los estereotipos más frecuentes son:

  • Asociar la vejez a enfermedad y discapacidad.
  • Relacionar vejez con debilidad y fragilidad.
  • Atribuir cambios de personalidad, conducta y emocionalidad (por ejemplo, apatía o tristeza, tozudez, “cascarrabias”, falta de higiene, rigidez de pensamiento…).
  • Asumir que el envejecimiento conlleva demencia y/o deterioro cognitivo.
  • Creer que las personas adultas mayores no tienen capacidad de aprendizaje y son improductivas.

Además, de manera inconsciente, en muchas ocasiones, llamamos a las personas adultas mayores “abuelos” o “abuelas”, sin embargo, no todos tienen nietos, por lo tanto, estamos alterando su identidad.

En otras ocasiones, usamos detractores que pueden clasificarse como una Psicología Social Maligna (Kitwood, 1997), como por ejemplo la infantilización.

La infantilización se refiere al comportamiento paternalista de tratar a las personas como si fueran niños/as pequeños/as.

En muchas ocasiones lo hacemos sin maldad alguna, como muestra de afecto, pero debemos respetar y tener en cuenta las preferencias de la persona en cuanto a referencia e identidad personal.

Un ejemplo

Si llamamos “Anita” a una señora llamada Ana, y nunca le gustó que la llamaran en diminutivo ni que la tutearan, estamos infantilizando y alterando su identidad personal. Si Ana puede comunicarse, quizás nos haga saber que no le gusta, pero si Ana padece una demencia, quizás no es capaz de expresar sus deseos y/o decide no hacerlo por X motivos (inseguridad, miedo a represalias…).

¿Cómo podemos saber cómo le gusta a Ana ser llamada/tratada? Muy sencillo, preguntándole a ella, o en defecto, a sus familiares o personas cercanas que la conozcan.

Otro ejemplo de PSM que se realiza habitualmente es ignorar. Ignorar se refiere, por ejemplo, a hablar de la persona o de aspectos relacionados con la persona, en su presencia, como si esta no estuviera presente.

discriminación tecnológica

Estamos ignorando cuando un/a profesional le da indicaciones a otro/a en torno al cuidado de la persona adulta mayor, estando esta presente, sin tener en cuenta su opinión ni preguntarle directamente.
En muchos casos, si la persona padece una demencia avanzada, no será capaz de expresar sus deseos y/o preferencias. Por eso es importante, cuanto antes, realizar una entrevista de historia de vida con la propia persona (o familiares/personas cercanas) para recopilar el máximo de información posible, con el objetivo de conocerla/comprenderla y, por lo tanto, poder atenderla de la mejor manera posible.

Otro ejemplo de sobras conocido por todos es la discriminación por edad que se hace cuando se desarrolla la tecnología sin pensar en como van hacerlo las personas mayores para desenvolverse en su uso. Un ejemplo muy particular podría ser el de los cajeros y ciudades

Las conductas edadistas y viejistas son un problema que se debe erradicar mediante la educación.

Continuamente recibimos información tanto de los medios de comunicación como de los múltiples servicios que existen en nuestra sociedad, que se refieren a la vejez como algo negativo, algo que hay que evitar. ¿Cuántas veces vemos anuncios y encontramos en las tiendas productos que venden como antienvejecimiento, antiarrugas, rejuvenecimiento…?

Todo esto es discriminación por edad y nos lleva a querer evitar crecer y envejecer. ¿A cuántas personas les gusta cumplir años? ¿Y cuántas esconden su edad?

Sin embargo, no podemos ir en contra de la naturaleza. La vejez es una etapa de la vida en la que podemos disfrutar como cualquier otra. Si evitamos los aspectos inherentes a esta etapa, como las arrugas, las canas y todos los cambios que se producen naturalmente, lo más probable es que vivamos esta etapa con impotencia, resignación y depresión.

Para vivir una vejez tranquila y feliz, debemos aceptar nuestro proceso de envejecimiento, ser resilientes y ajustarnos a las necesidades que puedan ir surgiendo mediante mecanismos de compensación y optimización de manera continuada.

Así que la próxima vez que cumplas años, te salga una cana o una arruga nueva, en vez de rechazarlo, te animo a celebrarlo.

Autora:

Sònia Shah Llois
Psicogerontóloga
Fundadora/Gerente de Senior Coach y Centre de Dia Vincles

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