Vocación tardía. No es suficiente

Una de las mesas redondas de las recientes jornadas profesionales de Fira Gran se centró en como encontrar y fidelizar el personal que trabaja en el ámbito de la atención a las personas mayores, y en particular en las residencias. Se habló (y se hablará) de los sueldos y contra quien competimos. Y es que a un lado en el mismo nivel salarial encontramos a los supermercados y al otro lado, las clínicas privadas y hospitales, aunque estos mejor pagados que las residencias, por supuesto.

No pretendo en este artículo hablar demasiado del perfil profesional más demandado con diferencia, los graduados en enfermería, ni de como a esa dificultad se le suman poco a poco otros perfiles como las profesionales de terapia ocupacional o educación social, por ejemplo. Así pues, quiero centrarme en las auxiliares de enfermería o gerocultoras, el alma mater de las residencias. Esas trabajadoras que deberían cobrar más por el trabajo tan esencial que hacen. No obstante, tampoco ese el melón que quiero abrir ahora con ellas. Me gustaría hablar de la vocación tardía de parte de las nuevas hornadas de estas profesionales.

En inforesidencias vemos ya desde la crisis que empezó en 2008 que en España somos un país al que nos cuesta poco reciclarnos. Cuando el sector en el que hemos trabajado gran parte de nuestras vidas va de bajón, buscamos y nos informamos de que sectores necesitan mano de obra y si podemos encajar allí. Y un sector en donde siempre reciben a los trabajadores con los brazos abiertos es el de la atención a mayores.

¿Cuál es la realidad?

Como decía, muestra de ello es la edad con la que cada vez más personas se sacan algún título acreditativo con el que puedan trabajar en residencias, en servicios de atención domiciliaria o algún otro como los centros de día. Me encanta leer experiencias de personas que empezaron a trabajar en una residencia por necesidad de tener un empleo estable y que venían de haber trabajado en sectores como la construcción o la hostelería, que queramos o no, son fuertes motores económicos en nuestro país.

Me refiero a personas que con el tiempo acaban descubriendo que les gusta mucho más de lo que habrían imaginado. Aunque no nos engañemos, muchas veces esto no ocurre y aunque estoy convencido que la inmensa mayoría ejerce su trabajo con gran profesionalidad, siempre tendrán el ojo puesto hacía otros sectores para ver si pueden ganar lo mismo o más, sin las cargas de trabajo con los que se encuentran en las residencias.

El problema está en que, aunque de estás vocaciones tardías una parte se queden mucho tiempo trabajando en la atención a mayores, esto no es suficiente ni de lejos para solventar el heterogéneo problema de la dificultad para encontrar personal. Sin embargo, dentro de las diferentes iniciativas que se están tomando para luchar contra esa problemática, además de seguir hablando de los salarios lo cual es uno de los factores clave, tiene que estar siempre si o sí mimar y motivar a esos trabajadores con vocación tardía y hacerles ver la importancia de su trabajo (y también a los que tienen vocación «temprana» por supuesto).

Autor: Carles Reixach, inforesidencias.com

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