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¿Sabes qué es la resiliencia y que se puede mejorar?
Afrontar y superar los desafíos de la vida, como tener a un ser querido con la enfermedad de Alzheimer, indudablemente genera sufrimiento. Sin embargo, este proceso puede impulsar nuestro crecimiento interior y a menudo modificar nuestras prioridades y valores. La capacidad de enfrentar situaciones adversas y extraer autoconocimiento y lecciones valiosas define la resiliencia.
La resiliencia se construye a partir de la experiencia del sufrimiento emocional, proporcionando estabilidad mental frente a situaciones estresantes. Aunque a veces surge de forma natural, existen estrategias que pueden amplificarla, útiles cuando nos encontramos en momentos difíciles.
Residencias de mayores sin contenciones
Los cuidadores de personas con Alzheimer enfrentan diariamente una amalgama de sentimientos, tanto positivos como negativos, a veces contradictorios o ambivalentes. La realidad es que no hay emociones «correctas» o «incorrectas». Reconocer y gestionar estos sentimientos es fundamental para el bienestar propio y para abordar situaciones estresantes de manera efectiva.
¿Cómo suelen ser las personas resilientes?
Ser resiliente implica identificar, aceptar y gestionar las emociones. La interpretación personal de las situaciones desempeña un papel crucial, ya que nuestra reacción emocional se deriva de esta evaluación. Aunque no siempre podemos cambiar las situaciones, podemos aprender a modificar nuestra interpretación, al igual que lo hacen las personas resilientes.
Algunos rasgos personales, como la autoestima, la resolución de problemas y la competencia social, favorecen la resiliencia. Los apoyos familiares y sociales también contribuyen, al igual que una actitud positiva que impulsa el bienestar y la capacidad de superación. La clave reside en identificar estrategias individuales efectivas.
La resiliencia se desarrolla a lo largo de la vida en respuesta a obstáculos y limitaciones superados. Las personas resilientes comparten características como el autoconocimiento, la empatía, la atención al presente, la capacidad de convertir dificultades en oportunidades, y la esperanza y optimismo incluso en momentos difíciles. Estos elementos les permiten crecer, adaptarse y avanzar a pesar de los obstáculos.
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